LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

14.8.10

El altruismo es el principio de vida.

El altruismo se define como el velar por el bienestar del
prójimo. La investigación sobre el altruismo revela que
no sólo existe en la Naturaleza, sino que es la base fundamental
de la existencia de cada ser vivo.
Un objeto viviente es el que recibe de su ambiente
y le otorga. Todo organismo vivo comprende una combbinación
de células u órganos que trabajan juntos y se
complementan entre sí en perfecta armonía. En este procceso,
están obligados a conceder, influenciar y ayudarse
mutuamente. La ley de integración de la célula y el órganno
de acuerdo al principio altruista de “uno para todos”
opera en cada organismo viviente.
En cambio, la esencia de toda materia constituye differentes
medidas del deseo a ser satisfecho con poder, vittalidad
y disfrute. La intensidad de este deseo crea varios
niveles de la Naturaleza: inanimado, vegetativo, animado,
y humano. La intensidad del deseo determina además
cada proceso dentro de estos niveles, constituye y forma
cada fenómeno en este mundo que existe ante nosotros.
Cada nivel superior es una manifestación de un deseo
mayor y contiene todos los niveles previos.

A través del logro de la unidad de la Naturaleza bajo
el principio de “uno para todos”, comenzamos a percibir
la peculiaridad del fenómeno humano y su lugar en el
mundo. La particularidad de los humanos, comparada
con el resto de la Creación, radica no sólo en el poder y
en la naturaleza de los deseos humanos, sino en el hecho
que los deseos humanos cambian y evolucionan continnuamente.
Así, éstos son la fuerza motivadora que impulssa
y hace evolucionar a la civilización.
Con excepción de los humanos, toda la Naturaleza
consume sólo lo que necesita para su sustento. Los seres
humanos ansían más alimento, más sexo y más comoddidad
física que la que necesitan para su sustento. Este
estado es especialmente cierto respecto a los deseos que
son únicamente humanos, en la búsqueda (sin fin) de
riqueza, poder, honor, fama, y conocimiento.
Los deseos de cosas que son necesarias para la existtencia
no son considerados egoístas, sino naturales, ya
que llegan como órdenes de la Naturaleza. Estos deseos
están presentes en lo inanimado, vegetativo, y animado,
así como en los humanos. Sólo aquellos deseos que excceden
lo que es necesario para la existencia son considerrados
egoístas.
Los únicos deseos que pueden ser catalogados como
altruistas son los deseos humanos, aunque el propósito
con el que los usamos es lo que determina, de hecho, si
son realmente altruistas o egoístas.
Además del hecho que los deseos humanos crecen
exponencialmente, éstos incorporan placer al degradar a
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otros, o al ver el sufrimiento de los demás. Estos deseos no
nos son dados por naturaleza, sino que son inculcados en
nosotros a través de la educación y el ambiente social.
Nuestro continuo desarrollo de esos deseos indica
que no hemos completado nuestra evolución; es decir,
que aún no hemos logrado usarlos de manera altruista.
Por lo tanto, en el presente, eso está generando una exttensa
crisis junto al progreso.
Tal como se ha mencionado antes, todas las fuerzas de
la Naturaleza, aparte del ego humano, están en balance, formmando
un solo sistema, y únicamente el hombre perturba
la armonía de ellas. Todo en la Naturaleza está conectado y
aspira alcanzar el equilibrio dentro de sí y con su entorno.
La violación del balance conduce a una desintegración del
organismo, enfermedad, e inevitablemente su muerte. La
posibilidad de mantener y restaurar el equilibrio es una
condición necesaria para la existencia de la vida.
Surgi miento de un conflicto
De toda la Naturaleza, sólo los seres humanos se relacionan
con otros con intenciones maliciosas. Ninguna otra criaturra
hace daño, degrada, explota a otra criatura, le produce
placer el oprimir a los demás o disfruta de su aflicción.
El uso egoísta de los deseos humanos con la intención de
auto-elevarse a expensas de otros, conduce a un precario
desequilibrio con el mundo circundante. El egoísmo hummano
es la única fuerza destructora que existe; por lo tantto,
el mundo no podrá persistir a menos que cambiemos
nuestro enfoque egoísta hacia la sociedad.

El egoísmo de una parte conduce a la muerte del
todo. Si una célula en un organismo vivo comienza a rellacionarse
de manera egoísta con otras células, se hace
cancerosa. Tal célula comienza a consumir células alreddedor,
haciendo caso omiso de ellas y de las necesidades
de todo el organismo, y así, eventualmente se extingue
todo el cuerpo, incluyendo ella misma. Igual ocurre con
el egoísmo humano respecto a la Naturaleza: al desarrolllarse
para sí mismo, separado del resto de ella y no como
una parte integral, el egoísmo lleva todo hacia la muerte,
incluyendo a sí mismo.
Las células pueden existir, desarrollarse y multipliccarse
únicamente al interactuar como un todo. La ley de
interacción altruista funciona en cada ser a excepción
de los humanos. A las personas se les ha dado el libre
albedrío para percibir completamente la necesidad del
altruismo y mantener voluntariamente esta exhaustiva
ley de la Naturaleza.
La globalización y la evolución de la sociedad humanna
nos obligan a ver al mundo como un todo comprendiddo
por opuestos. La investigación del mundo circundante
revela la interconexión entre todas sus partes, su desarrolllo
de causa-efecto, y el propósito de sus acciones.
La perfección del mundo radica en la unidad de sus
elementos; se logra sólo mediante la coexistencia de toddas
las partes de la Naturaleza, mientras que cada parte
trabaja para sostener todo el sistema.
Tal como se mencionó previamente, salvo en el caso
de los humanos, toda la Naturaleza cumple estrictamente
su predestinación. Por lo tanto, es evidente que el llegar
a ser una parte integral de ella y actuar como un solo
Estado mundial y solución 
organismo, es el principal problema de la humanidad. Es
decir, la tarea primordial es equilibrar los deseos excesivvos
de cada persona, convirtiéndose en altruista.
El placer duradero sólo puede radicar
en los deseos altr uista s
El placer es sentido sólo en el punto de contacto entre un
deseo y su cumplimiento. El minuto en el que el placer
satisface el deseo, éste último desaparece, porque recibió
lo que quería. Por consiguiente, el placer se desvanece
junto al deseo.
Así, mientras mayor es el deseo, uno está más vacío
al intentar satisfacerlo. Este vacío e incapacidad de sacciar
nuestros deseos nos obliga constantemente a buscar
nuevas formas de satisfacción y a agotar nuestras vidas en
este estado, hasta que nos extenuamos por completo.
La solución a este “enredo” yace en la satisfacción alt
truista. En la satisfacción altruista, el lugar que es llenaddo
es diferente al del deseo, porque en el altruismo uno
obtiene placer de complacer a otros. El placer radica en
el del otro, y por ende, no neutraliza mi propio deseo;
en ese sentido, mientras más satisfago a otros más lo
disfruto. Este modus operandi es el principio de recibir
el placer eterno que todos tanto deseamos.


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