SUKKOT es una festividad muy simbólica para nuestro trabajo espiritual. Llega después del reconocimiento del mal que ocurre en Yom Kippur, cuando el hombre entiende en qué medida su deseo de disfrutar, su egoísmo, toda su naturaleza, es el mal y que no tiene ninguna posibilidad de escapar de él. Pero, lo anterior es el resultado de un enorme trabajo preliminar.
En Rosh HaShana (el Año Nuevo), el hombre toma la decisión de comenzar una nueva vida, y a pesar de todo, elevarse por encima de su naturaleza y subir al siguiente nivel. En Yom Kippur, sin embargo, revela que no tiene la habilidad para llegar a esto, puesto que sus Kelim (deseos) no son aptos para ello. Y en este momento entiende que lo espiritual y lo material son inseparables, y cada Nivel Superior se construye sobre la base del nivel anterior. No existe ningún mundo espiritual ya listo esperándole y lo único que hay que hacer es “entrar” desde este mundo. Más bien, debe tomar todo lo que tiene en el estado actual, reorganizarlo de otra forma y de esa manera construir el nuevo nivel.
En el nivel actual tenemos cosas muy importantes: todas ellas son materiales y espirituales que nos parecen insignificantes, ya que por ahora no podemos deleitarnos con ellas. El otorgamiento, cuidar del prójimo, el amor al Creador son cosas que nos parecen innecesarias como si fueran desperdicios.
Consentimos en realizar el trabajo espiritual, pero solamente porque adquirimos conocimiento y comprensión o para recibir una recompensa por el trabajo. Pero no entendemos que precisamente gracias a estas cosas “sin importancia”, los “desperdicios” que elevamos por encima de nosotros y utilizamos para construir el pabellón o dosel, es que creamos el nuevo Kli.
Estas cosas, inútiles para mi deseo de disfrutar, ocultan mi egoísmo, lo calman, crean una sombra encima de él. Si estoy dispuesto y alegre de quedarme en esta sombra y bajo ella quiero construir dentro de mí el deseo de otorgar, entonces hasta mi llega la Luz de la festividad de Sukkot.
Cuando construyo por encima de mí la Sukka, un dosel para cubrir mi egoísmo y lo oculto bajo su sombra, cubro de la Luz el 99 % de mi deseo de recibir placer y entonces veo un 1 % de la Luz. Dejo un rayo fino de la luz (Kav Dak) y en él veo al Creador. Comienzo a revelar gradualmente mis nuevas propiedades que ilumina este rayo, que se llaman “Ushpizín” – invitados. Son mis propiedades corregidas, que se han adherido al otorgamiento.
De tal manera, gradualmente, durante los siete días de la fiesta del Sukkot, todas mis propiedades pasan por un cambio. Me doy cuenta que además de los estudios y de muchas actividades, debería unirme con otras almas, y siempre me he olvidado de ello, porque esto no me parecía importante, como desechos del trabajo espiritual.
Pero si elevo estas ” cosas sin importancia ” por encima de lo demás, por encima de mi cabeza o del conocimiento y si las doy importancia construyendo un dosel con ellas pues van a gobernarme, entonces dentro de esta tienda seré como un embrión que se prepara para nacer, colocándose con la cabeza hacia abajo, y al hacerlo cambio mis valores.
Así entraré en la Sukka, dentro de la ocultación para mi deseo de recibir placer. La persona por si misma construye esta ocultación para su egoísmo, en lugar de que el Creador se oculte de la persona.
La Sukka, la tienda, que construimos para la fiesta del Sukkot, es un símbolo de la pantalla, que la persona debe construir sobre su deseo durante la primera fase del trabajo espiritual, recogiendo todos sus “desechos” y levantándolos por encima de sí misma, calmando con esto su ego. Ahora su ego está en la ocultación y la persona está lista para estar en la tienda (es un símbolo de un pequeño estado) durante los 7 días de la fiesta del Sukkot (Jaga”T Nej”I), hasta que todos sus deseos entren bajo esta tienda.
Ocurre una rotación, como un niño antes de nacer se voltea con la cabeza hacia abajo en el vientre de la madre, o como cuando aran la tierra y voltean la capa inferior hacia arriba.
Las cosas, que antes eran importantes para el egoísmo, pierden importancia y las que no eran importantes, como el otorgamiento y la unidad, se vuelven más importantes y de los desechos del antiguo estado se construye un nuevo nivel.
Así, con la ayuda de la Luz construimos un nivel tras otro con nuestros deseos.
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