Serie sobre educación con el Dr. Laitman
Con Limor Soffer-Fetman, psicóloga educacional y psicoterapeuta y Eli Vinokur, responsable de contenidos de educación en el Instituto Bnei Baruj – http://www.kabbalah.info/
Limor Soffer-Fetman: En el programa anterior, hablamos de la percepción de la Cabalá del desarrollo fetal dentro del útero. Usted describió la perspectiva de la Cabalá en la gran capacidad de percepción del feto, el vínculo que se desarrolla entre él y la madre, a través del cual verdaderamente desarrolla un vínculo con el entorno, ya incluso desde el útero. Hoy, nos gustaría tocar el tema del parto.
Tal vez deberíamos comenzar con el tema de las contracciones. ¿Hay un significado especial, espiritual para las contracciones?
Michael Laitman: En primer lugar, me gustaría añadir una frase más respecto a la conexión del feto con el entorno a través de la madre. No es solamente el entorno, porque después, a lo largo de todos sus años de crecimiento, acaba llegando a una situación, voluntaria o involuntariamente, en la que ve la vida a través de los ojos del padre y de la madre. Al final, adopta la percepción de su madre del mundo y adquiere los valores de los padres después de todo. Uno no puede deshacerse de ellos. Después, el entorno, los amigos, y
quizá otras cosas nos impactan, pero esa estructura inicial sigue permaneciendo de fondo.
Ahora, en relación a las contracciones, la madre desarrolla contracciones, como si quisiera expulsar al feto. Pero ella quiere expulsarlo a condición de que esté preparado para el mundo exterior. Es decir, segrega ciertas sustancias y hormonas, y no es simplemente que se coloca con la cabeza hacia abajo, hacia el cuello del útero, presionando para salir. En términos cabalísticos, hay mucho que eso: el feto realmente desea salir de la madre, pues ni quiere ni puede seguir recibiendo su sustento a través de ella.
Limor Soffer-Fetman: ¿A pesar de ese lugar maravilloso llamado vientre?
Michael Laitman: En ese momento, se ha vuelto un lugar hostil y debe salir de allí. Está escrito que el anfitrión despide al invitado. La madre, al ser el anfitrión, empuja al niño y lo envía fuera. Está escrito las puertas se abren, dos puertas, y hayTzirim (en hebreo, Tzirim significa tanto las contracciones del parto como las bisagras de la puerta).
Está escrito (Daniel 10:16), "Me han sobrevenido dolores (también bisagras en hebreo)". Estas son las contracciones. No es presión, sino el útero abriéndose y contrayéndose. En otras palabras, de repente nos encontramos con fuerzas opuestas a lo que existía antes, porque en la misma medida que el útero protegía al feto y cuidaba de él, manteniéndolo en su interior, ahora se ha vuelto hostil hacia él y lo expulsa. Esta es la primera vez que vemos que la fuerza del amor del superior (la madre) hacia el inferior parece revertirse.
Con ello, el feto adquiere la fuerza para sobreponerse. Al expulsarlo, la madre le proporciona la fuerza para sobreponerse, y ahora es capaz de enfrentarse al hecho de salir fuera, precisamente porque siente este impulso, a pesar de que su fuerza de amor se muestra como una presión aparentemente hostil. Con ello, ella establece en él otra "línea" de enfoque, que aparenta ser una línea negativa, aunque esta negatividad sea en beneficio del feto.
La madre también está bajo inmensas fuerzas y grandes presiones. Está escrito en El Zóhar que la serpiente le muerde el vientre, y después ella alumbra. De hecho, existe una añadidura de mal, de nuestro ego, precisamente en esa acción de nacimiento espiritual. Del mismo modo, el niño adquiere un aumento de su ego, y por eso puede salir al exterior y afrontar el mundo.
También el niño siente las contracciones y la actitud de su madre, como las supera. Esto le da un suplemento de fuerza que le hace estar listo para existir fuera.
A continuación, el canal que estaba abierto (cordón umbilical) se cierra. Y el canal que estaba cerrado (boca) se abre. El ombligo es también considerado una boca, la boca del feto. Y la boca común es la boca de un niño. Es decir, hay varios lugares en nuestro cuerpo donde se lleva a cabo una conexión entre cuerpos, entre el superior y el inferior. De ese modo pueden transferirse llenado de uno a otro. Esto se hace a través de la boca, a través del cordón umbilical y a través de los senos. En ese punto, el feto pasa de un lugar llamado NeHY, entre las piernas maternas, al pecho. Se considera que ha ascendido de grado.
En la lactancia, el niño comienza a vincularse con el pecho y el pecho es otro grado de unión en sí, donde la sangre se transforma en leche. De hecho, es la misma sangre, pero dado que subió un grado (desde NeHY hasta JaGaT) es decir, de un grado menor a un grado mayor, adquirió una forma totalmente diferente (a la de la leche); no obstante, en el bebé, esa leche vuelve a convertirse en sangre.
Es un sistema muy especial, la forma en que la sangre de la madre se convierte en leche, y de nuevo vuelve a convertirse en la sangre una vez que está en el bebé. Según la Cabalá, el niño debe estar en ese sistema de lactancia durante dos años, hasta la edad de dos años.
Limor Soffer-Fetman: ¿A pesar del desarrollo de los dientes?
Michael Laitman: Sí.
Limor Soffer-Fetman: ¿Y la capacidad de caminar, correr y desaparecer?
Michael Laitman: A pesar de todo ello. De aquí podemos sacar varias conclusiones con respecto a dar a luz, como que el parto natural es mucho más favorable que una cesárea. Sabemos que es muy saludable tanto para la madre como para el feto, aunque es una situación casi trágica para los dos.
Soffer Limor-Fetman: Dolorosa.
Michael Laitman: No sólo es doloroso, puede ser peligroso. Cuando yo era estudiante, estuve presente en una sala de partos y recuerdo lo mucho que me impresionó. Yo tenía 19 años, y de repente me encontré en aquella sala de partos, yhabía todo tipo de casos; tuve incluso un poco de trauma al verlo. Sin embargo, es muy importante para el cuerpo y la salud de ambos, y tienen que pasar por ello.
Eli Vinokur: ¿Qué sucede durante este proceso?
Michael Laitman: No sé cómo explicarlo en términos que vayamos entender, pero es la percepción de otro nivel. Podemos decir lo siguiente: un niño que no nació por parto natural, sino por una cesárea, es como si, en cierto modo, él no hubiera nacido, como si no hubiera pasado por este proceso. Y la madre tampoco dio realmente a luz. No expulsó al feto, no hizo presión y no lo expulsó. En otras palabras, es como si aún se encontraran en algún tipo de vínculo defectuoso. Es algo muy interno e interfiere con el desarrollo del niño, como si la actitud de la madre hacia él continuara.
En realidad, hay una gran cantidad de escritos sobre el nacimiento en Cabalá, pero todos hablan en el idioma de la Cabaláy es muy difícil "traducir" desde el lenguaje de la Cabalá al lenguaje fisiológico o médico.
Yo nunca he hecho eso, por lo que es un problema para hacer paralelismos, aunque es posible. Una vez tuve una charla con un experto en ginecología, pero cuando comencé a explicarle todo el proceso de los tres días de la fusión del esperma, los cuarenta días de la creación de la criatura, y otras cuestiones similares, vi que todavía no conocen nada de esto.
Limor Soffer-Fetman: Eso significa que es un conocimiento que ni siquiera ha sido descubierto.
Michael Laitman: Exacto. ¿Ve usted? Lo que sucede a nivel de las almas está en un grado mucho más alto y sutil que lo que encontramos en los cuerpos físicos. A pesar de que se origina en el alma y se manifiesta en el cuerpo, una vez que está en el mundo corporal, pierde muchas sutilezas. Muchos discernimientos se pierden en el camino. Esta es la razón por la queno los necesitamos tanto.
Eli Vinokur: Me gustaría preguntar acerca de las cesáreas. Estadísticamente, casi un tercio de las mujeres dan a luz a través de cesárea. ¿Qué pueden hacer las madres para que ese vínculo se vuelva correcto?
Michael Laitman: No creo que los porcentajes tengan que ser tan altos. Aunque sin duda, el avance médico es algo a nuestro favor, pero no hay que utilizarlo en exceso.
Eli Vinokur: ¿Hay algo que la madre puede hacer después?
Michael Laitman: No, no. El niño de alguna manera lo compensa más adelante, pero es duro. Lo que el niño no recibe al nacer, no lo va a recibir. Esa transición no se produjo de forma natural. Hay una razón por la que la naturaleza pide el parto natural.
Eli Vinokur: ¿Hay una razón por la que las madres evitan el parto natural en estos días?
Michael Laitman: Debido a nuestra corrupción general, no queremos dar a luz. No queremos
el parto natural y no queremos sufrir. Queremos que todo salga bien. Si se pudiera hacer en una incubadora, tal vez mucha gente lo haría. En unos cuantos años más, quién sabe lo que sucederá. Tal vez tendremos una máquina supletoria y eso es lo que haremos. Pero habrá una carencia en nosotros. De acuerdo con el alma, cualquier otro parto que no sea el natural se considera un accidente.
Limor Soffer-Fetman: Cuando nace un niño ¿debe ser separado inmediatamente después del nacimiento? Porque hay todo tipo de opiniones sobre esta cuestión.
Michael Laitman: Inmediatamente debe sentir a la madre. Aparte de las manos que le ayudan a salir y le arreglan un poco. Él debe sentir a la madre de inmediato, olerla, lo más rápidamente posible. Deben limpiarle un poco, lavarle, pero tal vez debería ser dado a la madre, incluso antes de eso. Él debe pasar por ello. Después de todo, pertenece al grado animal.
Limor Soffer-Fetman: ¿Hay alguna referencia a si el niño no debe dormir con la madre?
Michael Laitman: Recomiendo sencillamente observar a los animales. ¿Por qué no aprender de los animales? ¿En qué nos diferenciamos tanto? En nuestros cuerpos, estamos en el grado animal.
Limor Soffer-Fetman: Cierto.
Michael Laitman: ¿Y? ¿En qué son diferentes los seres humanos? En nada. Es mejor tomarlos como ejemplo y eso será lo correcto, seguir la naturaleza. Por lo tanto, por supuesto, un niño debe estar cerca de su madre, y ella no debe dormir junto a su esposo de inmediato. Esto nunca se hizo así en la historia humana, en ninguna de las culturas. El bebé debe estar al lado de ella. Hasta la edad de dos años, el bebé necesita sentir solo a la madre, y tal vez a los que la ayudan.
Limor Soffer-Fetman: ¿Qué pasa con el padre? ¿Cuál es el papel del padre al principio?
Michael Laitman: Es solo a través de la madre. Él no tiene ningún impacto sobre el bebé. Al igual que durante el embarazo, después del nacimiento no tiene ninguna conexión con el bebé, solo a través de la madre. Tal vez él está cerca de ella, pero no hay contacto.
Eli Vinokur: ¿Es el apoyo de un hombre importante durante el parto, en la sala de parto?
Michael Laitman: No, la Cabalá ni siquiera piensa en eso. También sabemos que siempre había
parteras al lado de la madre. Un hombre nunca se acercaba.
Eli Vinokur: Cuando usted ve a un bebé crecer, el ritmo de los cambios, del desarrollo, es impresionante. ¿Hay una raíz espiritual específicamente para estos primeros años?
Michael Laitman: Por supuesto. Cuanto más crecemos, más lentos son los cambios, hasta que volvemos a la regresión. Así que, por supuesto, en el primer año se pueden ver cambios cada varias semanas, incluso cada varios días. Queremos ver estos cambios. Luego, se produce un ligero cambio una vez por semana. A la edad de uno o dos años, los cambios suceden una vez al mes. Esto es lo natural.
Pero también lo vemos en todos los grados de Ibur, Yenika y Mojin (concepción, lactancia y edad adulta, respectivamente). Si el primer período fue nueve meses, el segundo período es de dos años, a continuación, hasta la edad de seis años,nueve, doce, trece, veinte, setenta y ciento veinte. En otras palabras, esos ya son períodos más largos.
Limor Soffer-Fetman: ¿Los períodos los describe como etapas de desarrollo?
Michael Laitman: Como etapas de desarrollo o envejecimiento. En Cabalá, todo es desarrollo. En nuestra vida física vamos decayendo, pero en la Cabalá se avanza constantemente.
Limor Soffer-Fetman: Sí, ¿puedo hacer una pregunta de no creyente?
Michael Laitman: Claro. Pero no hay tal cosa como ser creyente en Cabalá. Todo está sujeto al escrutinio. Es una ciencia.
Limor Soffer-Fetman: Cuando los psicólogos dividen los grupos de edad, lo hacen sobre la base de los datos recogidos a través de observaciones e investigaciones. Cuando usted dice que la Cabalá divide en grupos de edad ¿en qué prueba, en qué experimentos se basa?
Michael Laitman: Por el hecho de que los cabalistas lo experimentan ellos mismos. Al entrar en el mundo espiritual, uno atraviesa la primera etapa, llamada "concepción". Entras en lo que se llama "la Ima superior (Madre)", una especie de superior que te impregna y permanece como un embrión. Y la forma en que nos desarrollamos es como un feto en el vientre de su madre durante nueve meses. No se trata de nueve meses físicos, sino de nueve discernimientos que se llamanJidushim (meses), de la palabra Jadashim ("nuevo" o "innovaciones"), es decir, nuevos discernimientos. La palabra Jodesh(mes) viene de la palabra Jadash (nuevo). Veo cómo soy renovando. Los nueve meses representan nueve Sefirot, y cuando llega la última Sefirá, Maljut, está prohibido estar en Maljut. Y por eso nacemos. En la espiritualidad, se atraviesan estas etapas muy claramente. Podría ser un hombre de 40, 50 o incluso 60 años de edad el que atraviesa las fases de concepción espiritual y nacimiento como un feto, como un bebé espiritual, y seguir desarrollándose.
Los dos años de la lactancia significa que ahora me anulo. No es en la forma en que me anulé con anterioridad hacia la Imasuperior para estar dentro de ella. Ahora anulo al superior con el fin de recibir de él desde el exterior. En parte de mi vida espiritual, ya soy independiente y cada vez me voy haciendo un poco más independiente con cada fase. También me familiarizo cada vez más con el entorno, con mi superior, y así es como crezco. Un cabalista que pasa por estas etapas, las examina, toma nota de los resultados sobre sí mismo; como si estuviera llevando a cabo un experimento.
Limor Soffer-Fetman: Entonces, ¿todos esos elaborados detalles salen de la experiencia personal?
Michael Laitman: Salen de la experiencia personal que uno atraviesa. Por eso saben hasta el
más mínimo detalle, y por eso podrían escribir un libro de mil páginas sobre los nueve meses de la concepción.
Eli Vinokur: Parece que quizá, en comparación con la psicología –donde la gente en realidad no ha pasado por los propios procesos, no ha observado y contemplado– aquí todo es muy exacto.
Michael Laitman: No estoy en contra de lo que están haciendo, yo realmente respeto su trabajo. Pero tal vez si tuvieran en cuenta lo que los cabalistas hacen de acuerdo al alma, tendrían una perspectiva, una dirección en la que investigar, buscar. Ya lo conocerían: "Aquí deberíamos ver este resultado, este fenómeno ", sería más fácil para ellos.
Soffer Limor-Fetman: Fascinante. ¿Puedo decir una última frase? Me parece que crea un proceso asombroso entre el hombre y la mujer, el hecho de que un hombre pueda comprender tan bien, a tales niveles.
Eli Vinokur: Si estudia Cábala...

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