Cuando una persona recibe un golpe del Creador, él o ella debe entender lógicamente que les es benéfico. Pero vivimos mediante nuestras sensaciones y por lo tanto debemos pasar de la comprensión mental a una sensación auténtica de que es realmente por nuestro propio bien ¿Cómo ocurre esta transición?
Respuesta: descubres que el Creador no te envía golpes. No es un golpe en realidad; es sólo que el Creador te despierta ya que Él te ama y desea llevarte al estado más benéfico. Encuentras que el Creador lo hizo intencionalmente para elevarte un poco por encima de tu egoísmo en el que resides y que Él no tiene alternativa.
Supón que yaces inconsciente y necesitas ser reanimado, que te revivan. Obviamente, cuando estás despertando y recobrando la consciencia, te sientes mal y sufres por las heridas ya que perdiste la consciencia mientras estabas en una condición crítica. Ahora estás siendo reanimado. Los doctores se regocijan: “¡El paciente regresó!” ¿Pero de qué están tan felices? Ahora está gritando, doliéndose, y sufre…. ¿No hubiera sido mejor dejarlo inconsciente? ¡Ciertamente no!
Ahora entiendes dónde te duele y porqué. Ahora sólo debes crear en ti la actitud correcta hacia este sufrimiento: “Me duele donde no tengo la conexión correcta con el Creador. Él está despertándome, deseando que nos amemos en el primer peldaño de afinidad: mi primer grado espiritual.
Desde este primer grado, Él irradia Su actitud hacia mí, me ilumina con su Luz. Y siento este primer peldaño espiritual en sus varias manifestaciones como un mal estado, ya que mi ego no soporta este estado de otorgamiento, amor de otros, la conexión fuera de mí. Experimento oscuridad, maldad, y dolor “¡No lo deseo!”
¡Es verdad! estoy consciente de que no lo quiero, de que me siento mal ¿Quién me está dando este estado? El Creador ¿Por qué lo hace? Él me indica que si ahora hago un esfuerzo por elevarme encima de mis sensaciones y cambio mi actitud a la actitud deseada por el Creador, que Él me está mostrando, entonces entraremos en contacto ¡Y esto debe ocurrir!
Pero tú aparentas rechazarlo: “¡No, duele! ¡Aléjalo de mí! ¡No necesito sufrimiento o recompensa! ¡No quiero nada!”, bueno, si no quieres, no quieres; qué podemos hacer…
¿Qué puede hacer el Creador? A cualquier ritmo, Él tiene planes para ti. Él entiende que eres un tonto, así que te “rodea”: te da todo tipo de sufrimientos y problemas en la vida fuera de cualquier conexión con Él, donde no entiendes o sientes que es Él quien te está despertando. Él tira de ti y te aguijonea de todas direcciones y arregla conflictos, desgracias, y problemas para ti.
Así te agota y te da un llamado de atención para que puedas recordarlo: “ya veo….existe el Creador. Tal vez, mis problemas están justificados. Tal vez, es por mi propio bien”. En este punto cambias tu actitud. Los sufrimientos ablandan la carne, y estás dispuesto a soportar más.
Entonces Él dispone las mismas condiciones del primer grado de adhesión con Él una vez más, y esta vez tu actitud hacia ello es diferente. Francamente, no es muy conveniente, y no se siente muy bien. Es poco placentero, pero podemos soportarlo. Empiezas a entender ahora que el encuentro con el Creador es por encima de las sensaciones placenteras dentro de tu ego y debes elevarte por encima de tus sensaciones placenteras animadas.
Ya posees un cierto grado de tolerancia y disposición a sufrir. Y entonces comienzas a trabajar con la ayuda del grupo. Ya no gritas: “¡No!” estando en el umbral. Sabes que tienes un grupo, el entorno; ves que el Creador aún no te ha abandonado y que tú aun estás unido con Él mediante la alianza.
Comienzas a emplear todo el entorno que Él ha organizado en tu vida como un medio para que te eleves por encima de tu percepción y comiences a construir relaciones usando la mente, basadas en el análisis de “verdadero o falso” en lugar de “amargo o dulce”.
Este es un discernimiento de un humano en lugar de un animal: “¿Cómo debo construir mi relación con el grado espiritual para poder elevarme por encima de mi mala sensación y no percibirla como tal? No puedo evitarlo; es necesario para mí si deseo estar conectado con el Creador”.
(41869 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 5/01/2011, Baál HaSulám carta 19)
¿Por qué no soy el príncipe William?
En el camino espiritual, nos enfrentamos a una pregunta: ¿Qué hacemos con nuestras cualidades innatas? Uno tiene un buen carácter: Tiene buen juicio, es inteligente, no es obstinado y está de acuerdo cuando lo amerita, se involucra rápidamente en el grupo, atrae la Luz, y avanza. Y otro odia a todos, no quiere hacer nada, deja las cosas para después, y, en pocas palabras, actúa como un chico malo ¿Pero es realmente su culpa haber nacido así? ¿Dónde entonces está mi libre albedrío? ¿Dónde está la igualdad en el camino espiritual? ¿Dónde está el grado de elección que todos compartimos? ¿Dónde está la supuesta oportunidad que todos tenemos? No sólo somos todos diferentes, sino que además, el destino es bueno con algunos y duro con otros. En ocasiones, las personas tienen que afrontar problemas que no les deseamos ni a nuestros enemigos.
Sin embargo, se supone que el libre albedrío inicialmente se basa en la igualdad de oportunidades, ¿no es así? ¿Dónde está esta oportunidad igual en la línea inicial y más adelante en el camino? No la tenemos todos por igual.
En respuesta a esto, Baál HaSulám explica porque se supone que el ser creado debe desarrollarse específicamente de esta manera. La verdad, es que tenemos nuestro origen en el estado de existencia final, en el estado perfecto. Está dicho: “El final de una acción está en su pensamiento inicial”. Es como si el Creador estuviera diciendo: “Deseo verlos a todos en este estado específico”. Él creó inicialmente esta condición final, en la que existimos en toda nuestra gloria y perfección.
¿Cómo podemos ir hacia ello voluntariamente? Para esto, desde la perfección final se expande un camino inverso hasta nosotros, hasta este mundo. Que veamos muchos “defectos” y “fallas”, que todos seamos diferentes, que tengamos destinos individuales y combinaciones de cualidades, todo esto tiene su raíz y se “extiende” desde el estado final, completo.
Uno puede preguntarse: ¿Por qué se arregló la situación de esa manera? ¿Por qué no soy el príncipe William cuya boda fue vista por todo el mundo? Y después de todo, ¿Por qué el estado perfecto da lugar a estados tan imperfectos, distorsionados y con innumerables fallas?
Baál HaSulám responde estas y otras preguntas en su artículo “La Libertad”.
(41786 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 4/29/2011, “La Libertad”)

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