Yo no puedo pensar que me falta la propiedad del otorgamiento, que me falta sentir a mi prójimo, que me hace falta sentirlo al Creador como a la propiedad del otorgamiento que ocurre en mí. Yo no pienso que eso me falta por dentro. Que si voy a sentir amor por los demás, la consideración con los demás, eso se llama Geulá (Redención). Esto es la redención? Sí, la Geulá es esto. Por dentro, yo siento amor por los demás. Punto! Esa es la Geulá. Ahora me dicen que en mi trabajo para llegar a esta propiedad interna, yo llego a descubrir que no soy capaz de hacerlo. Hay que tratar, poner todos los esfuerzos posibles, y ver que no somos capaces de hacerlo. Eso se llama “ Ve Yanjú Benei Israel Me Ha Avodá”(E Israel gritó por causa del trabajo) (Éxodo 2:23), porque no podemos; porque yo no soy capaz (de hacerlo).
Qué debemos hacer? Los demás pueden ayudarme. Por qué? Porque somos creados así. Si ellos han de querer que yo añore, que me purifique, que desee, que piense en el otorgamiento, ellos, en todo tipo de formas – por medio de su propaganda, ejemplo, con todo tipo de pensamientos que vienen de ellos- ellos, que son mis amigos y mi entorno, pueden traerme, es decir a mi punto en el corazón, si es que lo tengo, traerme esta carencia. Y de pronto, me ha de hacer falta. Con esta carencia yo ya llegaré al estudio, al Creador, al grito, al grupo, no importa qué. Lo que importa es que tenga la carencia.
Si en vez de esa carencia, lo que deseo es estudiar, contar cuantas letras hay en el libro, eso no se llama que estoy estudiando la sabiduría de la Cabalá. Eso no se llama que yo estoy aprendiendo sobre la revelación del Creador a las criaturas en este mundo, es decir a la situación en que me encuentro ahora, en la situación egoísta, que yo ahora voy a descubrir cómo voy a revelar la propiedad de otorgamiento en mí. Eso se llama la revelación del Creador a los creados.

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