LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

22.2.10

Luz circundante.

¿Qué es la Luz que nos regresa a la Fuente? ¿A dónde nos regresa y cómo opera?
Imaginen que la única alma común es como un círculo constituido por fragmentos separados, entre los que no existe ninguna conexión. Nuestro trabajo consiste en restablecer esta conexión para poder experimentar la vida eterna en esta única alma común.

Podemos imaginarlo como un escultor que hubiese creado una escultura y después la hubiese destrozado, quedando en su lugar tan sólo un montón de escombros. Los fragmentos serían las almas vivas que desean unirse para reconstituir la escultura, pero no logran hacerlo.

Al realizar estos esfuerzos, las almas descubren que entre ellas hay unas fuerzas enormes y repugnantes. Intentan acercarse las unas a las otras para reconstruir la escultura del hombre semejante al Creador, pero no lo consiguen, porque no tienen el adhesivo que pueda unirlos.
Después de numerosos intentos, los fragmentos se convencen de que por sí mismos no podrán volver a unirse, sin embargo, saben que sólo esta unión puede salvarlos, y que únicamente la Fuerza Superior, la misma fuerza que creó la escultura y que a propósito la fragmentó, puede volver a reunir los pedazos en un todo.
Pero, lo hará solamente si los fragmentos se lo piden. Esta petición se denomina, “pedir la Luz que retorna a la Fuente”. Si deseamos unirnos y pedir ayuda, entonces debemos invocar al Creador para que Él sea la fuerza que nos reúna, como si fuese un adhesivo. De esta manera volveremos a retomar la forma de aquella escultura: el alma común, Adam HaRishon.

(Extracto de la lección sobre el articulo “Seiscientas mil almas” correspondiente al 19 de febrero 2010.

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