La fiesta del Pesaj es la salida de nuestro egoísmo que nos encierra en una cápsula denominada “este mundo” y que no permite ver qué hay fuera de sus límites. Para escaparse de esta cápsula, debemos hacernos “circuncisión”, es decir, debemos atraer desde arriba la luz Jojmá que actúa como un cuchillo afilado, cortando los grandes deseos egoístas que ahora son imposibles corregirlos. ¡Entonces, recibimos una posibilidad de liberarnos de ellos y no usarlos, es decir, nos liberamos!
Ser “pueblo libre en su país” (la palabra “país”, eretz, viene de la palabra “deseo” ratzon) significa liberarse del dominio de su deseo. Cuando me libero de él y puedo ascender por encima de él, entonces estoy preparado para salir de Egipto. Entonces, salgo de mi inclinación al mal (yetzer ra), de Egipto (Mitzráim que significa “mitz-ra”, “el concentrado del mal”), a la libertad. Salgo de la esclavitud, donde era un esclavo de mi deseo y me libero de él, es decir, renuncio a usarlo de forma egoísta.
El hombre se hunde en su propio egoísmo, en su deseo de recibir el placer. Él está sumergido en este mundo y desgarrado por sus problemas y deseos. Y de repente, él recibe un deseo fuerte de ascender por encima de toda esta vida y sentir un poco la vida espiritual que está más allá de este mundo.
Esto no significa que él rechaza todos sus deseos materiales, pero con la ayuda del libro del Zohar él recibe una fuerza para ascender por encima de su deseo y hacerse su dueño. Esto se denomina exilio de Egipto.
Una vez que ascienda, de inmediato se siente libre de la capsula egoísta y de las sensaciones de este mundo, y empieza a sentir el mundo espiritual.
(Extracto de la lección nocturna sobre El libro del Zohar, correspondiente al 28 de enero 2010)
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