Para qué fueron creados los cinco mundos, los Partzufim, y las Sefirot con sus innumerables detalles?
La Luz del Mundo del Infinito debe vestirse en todo este sistema, que la debilita y la divide en multitud de escalones con diferentes combinaciones y uniones, para influir sobre el deseo de recibir, que por sí mismo es simplemente la materia del deseo y nada más.
La materia por sí misma no tiene ninguna forma. Todas sus formas son las impresiones de la Luz.
La Luz determina todo el programa del desarrollo de la materia, dividiéndola en partes y dándole diferentes formas: masculino y femenino, alto y bajo, diferentes colores y millones de cualidades. En principio, el material del deseo es completamente homogéneo, pero llega la Luz Superior y le realiza diferentes cambios, como los genes que determinan todo el desarrollo de los organismos. Así, gracias a la Luz, de la materia homogénea se forman varias partes con cualidades completamente opuestas, que se complementan las unas a las otras.
La división principal que hace la Luz en la materia, es la división en las partes masculina y femenina (positivo y negativo). Luego, estas partes de la materia ya pueden unirse entre sí, y dentro de la materia nace la vida. ¿Por qué es posible esto? Porque después de esa división dentro de la materia se realiza la semejanza con el Creador y la creación.
Con la unión de estas dos partes, masculina y femenina, ya es posible comprender qué significa el Creador y qué significa la creación. Se crea un modelo, dentro del cual el ser humano comienza a pensar sobre esto.
En su interior, el ser humano comienza a consistir de todas las partes que se encuentran en el Creador y todas las partes que tiene la creación respecto al Creador, ya que la creación es opuesta al Creador. Y entonces, a partir de estos dos sistemas que se encuentran dentro del ser humano, él comienza el trabajo sobre la tercera línea, para asemejarse al Creador por su propia y libre elección.
Todo esto crea la Luz que llega a través de los cinco mundos y que trabaja sobre la materia. En la materia inanimada no hay nada, ella no es capaz de hacer ni un movimiento en forma independiente. Desde el principio se requiere construir en ella la capacidad de reaccionar y sentir todas aquellas cualidades que se encuentran en la luz.
No comprendemos el trabajo que el Creador realiza sobre nuestra materia primaria.
La Luz –la influencia del Creador – justamente debe pasar a través de todo el sistema de los mundos, para crear la semejanza completa al Creador a partir de esta materia inútil e informe.
(Extracto de la lección sobre el Prefacio a El Libro del Zóhar, correspondiente al 1 de marzo 2010).
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