2. La Necesidad Absoluta de Aceptar el Trabajo de Dios
3. Principios de la Sociedad Futura
4. Sumario
1. Construyendo la Sociedad Futura
Hay una alegoría acerca de amigos que están perdidos en el desierto, hambrientos y sedientos. Uno de ellos ha encontrado un asentamiento colmado abundantemente con todos los placeres. Recordó a sus pobres hermanos, pero hacía mucho que se había apartado de ellos y no sabía dónde se encontraban. ¿Qué hizo? Comenzó a tocar muy fuertemente el cuerno; quizá sus pobres y hambrientos amigos oirían su voz, se aproximarían y vendrían a ese abundante asentamiento colmado de placeres.
Así está la cuestión ante nosotros: nos hemos perdido en un terrible desierto junto con toda la humanidad, y ahora hemos encontrado un gran y abundante tesoro, en otras palabras, los libros de Cabalá en el tesoro. Ellos colman nuestras almas anhelantes y nos colma abundantemente con exuberancia y armonía; estamos saciados y hay más.
Sin embargo el recuerdo de nuestros amigos que se fueron sin esperanza al terrible desierto permanece profundamente dentro de nuestros corazones. La distancia es grande, y las palabras no pueden cruzarla. Por esa razón hemos construido este cuerno, para tocarlo fuertemente para que nuestros hermanos puedan escuchar y acercarse y ser tan felices como nosotros.
Sepan, hermanos nuestros, - nuestra carne - que la esencia de la sabiduría de la Cabalá consiste en el conocimiento de cómo descendió el mundo desde su elevado y celestial lugar, hasta nuestro innoble estado. Esta realidad era necesaria, dado que "el fin de una materia está en el primer pensamiento", y Su pensamiento actúa instantáneamente, dado que Él no necesita herramientas prácticas como nosotros. De este modo, fuimos engendrados en el Infinito en total perfección desde el comienzo, y vinimos a este mundo (es decir: en el pensamiento del Creador de hacer el bien a Sus criaturas).
Por lo tanto es muy fácil hallar todas las correcciones futuras destinadas a venir de los mundos perfectos que nos precedieron dentro de la Sabiduría de la Cabalá. A través de ella sabemos cómo corregir nuestro rumbo de aquí en adelante. El mérito del hombre sobre las bestias es que el espíritu de las bestias desciende, lo que significa que sólo ve desde su futuro, sin el intelecto y la sabiduría para hacer memoria y de este modo corregir el futuro.
El mérito del hombre sobre las bestias, es que el espíritu del hombre asciende hacia el pasado. El hombre contempla el pasado como uno se mira en el espejo y ve sus propias imperfecciones para así corregirlas. Del mismo modo, la mente ve lo que pasó y corrige su conducta futura.
Por consiguiente, las bestias no evolucionan; están fijas, en el mismo estado en que fueron creadas, dado que no poseen, como el hombre, el espejo a través del cual ver cómo corregir las cosas y evolucionar gradualmente. El hombre se desarrolla día tras día hasta que se afiance y perciba su mérito. Pero todo esto se refiere a las vías naturales y superficiales, es decir la naturaleza de nuestra realidad circundante, la comida y los asuntos de este mundo. Para esto, la mente natural es totalmente suficiente.
Sin embargo, internamente, en nuestra personalidad, a pesar de que algo evolucionamos, evolucionamos y mejoramos al ser empujados desde atrás a través del sufrimiento y derramamiento de sangre. Esto es así porque no tenemos ningún artificio a través del cual obtener un espejo para mirar dentro del hombre, como lo tuvieron en las generaciones pasadas.
Esto es así aún más con respecto al interior de las almas y de los mundos, y cómo llegaron a la tan terrible ruina de hoy en día; la destrucción es tan grande que no tenemos ninguna seguridad en nuestras vidas. Seremos objeto de todo tipo de masacres y muerte en el futuro cercano, y todos admiten que no tienen ninguna recomendación para evitarlas.
Imaginen, por ejemplo, que hoy fuera encontrado un libro histórico que les reseñe las últimas generaciones, que estarán diez mil años a partir de ahora, que describa el comportamiento de los individuos y la sociedad. Nuestros líderes buscarían cualquier recomendación para organizar la vida aquí en consecuencia, y llegaríamos a "no hay privilegios ni lamentos en nuestras calles". Cesarían la corrupción y el sufrimiento terrible, y todo llegaría pacíficamente a su lugar.
Ahora, distinguidos lectores, este libro se encuentra ante ustedes en un armario. El mismo enuncia explícitamente toda la sabiduría del arte de gobernar y el comportamiento en la vida privada y pública que existirá en el final de los días. Este es el libro de la Cabalá, donde se establecen los mundos corregidos. Ellos surgen perfectos, como se menciona más arriba, la perfección surge primero del Creador, luego la corregimos y llegamos a la perfección completa y permanente en el Mundo Superior.
Esto se origina en el Creador como "el fin de una acción se encuentra en el inicio del pensamiento". Debido a que desde lo completo no se expande inmediatamente lo incompleto, sino de manera progresiva, y dado que no hay ausencia en lo espiritual, todo persiste y se describe en la sabiduría de la Cabalá en su forma e imagen perfecta, en particular y en general.
Abran estos libros y encontrarán todos los buenos comportamientos que aparecerán y el final de los días, y encontrarás dentro de ellos la buena lección a través de la cual ordenar los asuntos de este mundo también hoy. Nosotros podemos examinar la historia y a través de ello corregir el futuro.
Yo he visto todo eso, y ya no puedo restringirme. He resuelto revelar las conductas de la corrección de nuestro futuro concreto que he hallado a través de la observación y la lectura de estos libros. He decidido salir a la gente del mundo con este cuerno (shofar) y creo y estimo que esto bastará para reunir a todos los que sean dignos de comenzar a estudiar e investigar en estos libros. De este modo se someterán a ellos mismos y a todo el mundo a una escala de mérito.
2. La Necesidad Absoluta de Aceptar el Trabajo de Dios
Ya hemos expresado que la naturaleza necesita que la especie humana lleve una vida social. Esto es simple. Sin embargo, debemos examinar los preceptos que la naturaleza nos obliga a seguir como resultado de ese estado, es decir de llevar una vida social.
Hablando en general, hay sólo dos preceptos de los cuales debemos ocuparnos en la sociedad. Estos pueden ser definidos por los nombres "recepción y otorgamiento". Esto significa que cada miembro está obligado por la naturaleza a recibir sus necesidades de la sociedad, y también beneficiar a la sociedad por medio de su trabajo. Si uno quebranta cualquiera de estos dos preceptos, uno debe ser castigado sin compasión.
El precepto de recepción requiere sólo una pequeña consideración ya que el castigo para él se da instantáneamente. De este modo nunca lo desatenderemos. Sin embargo, el castigo para el segundo precepto, el de otorgamiento a la sociedad, no se recoge instantáneamente, sino que nos llega indirectamente.
En consecuencia, este precepto no se observa como debiera, y por ello, la humanidad se está friendo en una terrible sartén, y el hambre, la ruina y sus resultados no han terminado hasta ahora. Es asombroso que la naturaleza, como un juez competente, nos castigue al mismo tiempo que considera nuestro desarrollo. Después de todo, vemos cómo junto con la evolución de la humanidad, el dolor y el sufrimiento provistos para nuestro sustento y bienestar se incrementan.
De este modo tienen ante ustedes una base científica empírica que demuestra que estamos controlados por Su guía a observar el precepto de otorgamiento sobre nuestros semejantes con nuestro corazón y nuestra alma con absoluta precisión. Ni un solo miembro entre nosotros deberá trabajar en menor medida de la necesaria para el éxito de la sociedad y su felicidad.
Mientras seamos perezosos en observarlo en su totalidad, la naturaleza continuará castigándonos y desquitándose en contra nuestra. Además de la golpiza con la que estamos afectados en este tiempo, debemos también tomar en consideración la espada vívidamente desenvainada del futuro. Debemos elaborar la conclusión correcta, es decir que la naturaleza finalmente nos vencerá, y seremos obligados a observar Sus preceptos en la máxima medida requerida de nosotros.
Un adversario aún podría alegar que de este modo he demostrado únicamente que uno debe servir a su semejante, ¿pero dónde está la prueba práctica de que uno debe observar este precepto en beneficio del Creador? De hecho, la historia misma se ha preocupado en nuestro favor, y preparó para nosotros un hecho implacable, suficiente para una evaluación completa y conclusiones incuestionables.
Todos nosotros podemos ver cómo una sociedad tan grande como el Estado de Rusia, con sus cientos de millones y un territorio que supera el de toda Europa, con una posesión casi inigualable de materias primas, ha consentido conducir una vida comunal, y ha abolido efectivamente la propiedad privada. Cada uno de ellos no tiene otra inquietud más que el bienestar de la sociedad, y han adquirido en apariencia la virtud de otorgamiento hacia sus semejantes en todo sentido, tanto como la mente humana puede alcanzar.
Hay una alegoría acerca de amigos que están perdidos en el desierto, hambrientos y sedientos. Uno de ellos ha encontrado un asentamiento colmado abundantemente con todos los placeres. Recordó a sus pobres hermanos, pero hacía mucho que se había apartado de ellos y no sabía dónde se encontraban. ¿Qué hizo? Comenzó a tocar muy fuertemente el cuerno; quizá sus pobres y hambrientos amigos oirían su voz, se aproximarían y vendrían a ese abundante asentamiento colmado de placeres.
Así está la cuestión ante nosotros: nos hemos perdido en un terrible desierto junto con toda la humanidad, y ahora hemos encontrado un gran y abundante tesoro, en otras palabras, los libros de Cabalá en el tesoro. Ellos colman nuestras almas anhelantes y nos colma abundantemente con exuberancia y armonía; estamos saciados y hay más.
Sin embargo el recuerdo de nuestros amigos que se fueron sin esperanza al terrible desierto permanece profundamente dentro de nuestros corazones. La distancia es grande, y las palabras no pueden cruzarla. Por esa razón hemos construido este cuerno, para tocarlo fuertemente para que nuestros hermanos puedan escuchar y acercarse y ser tan felices como nosotros.
Sepan, hermanos nuestros, - nuestra carne - que la esencia de la sabiduría de la Cabalá consiste en el conocimiento de cómo descendió el mundo desde su elevado y celestial lugar, hasta nuestro innoble estado. Esta realidad era necesaria, dado que "el fin de una materia está en el primer pensamiento", y Su pensamiento actúa instantáneamente, dado que Él no necesita herramientas prácticas como nosotros. De este modo, fuimos engendrados en el Infinito en total perfección desde el comienzo, y vinimos a este mundo (es decir: en el pensamiento del Creador de hacer el bien a Sus criaturas).
Por lo tanto es muy fácil hallar todas las correcciones futuras destinadas a venir de los mundos perfectos que nos precedieron dentro de la Sabiduría de la Cabalá. A través de ella sabemos cómo corregir nuestro rumbo de aquí en adelante. El mérito del hombre sobre las bestias es que el espíritu de las bestias desciende, lo que significa que sólo ve desde su futuro, sin el intelecto y la sabiduría para hacer memoria y de este modo corregir el futuro.
El mérito del hombre sobre las bestias, es que el espíritu del hombre asciende hacia el pasado. El hombre contempla el pasado como uno se mira en el espejo y ve sus propias imperfecciones para así corregirlas. Del mismo modo, la mente ve lo que pasó y corrige su conducta futura.
Por consiguiente, las bestias no evolucionan; están fijas, en el mismo estado en que fueron creadas, dado que no poseen, como el hombre, el espejo a través del cual ver cómo corregir las cosas y evolucionar gradualmente. El hombre se desarrolla día tras día hasta que se afiance y perciba su mérito. Pero todo esto se refiere a las vías naturales y superficiales, es decir la naturaleza de nuestra realidad circundante, la comida y los asuntos de este mundo. Para esto, la mente natural es totalmente suficiente.
Sin embargo, internamente, en nuestra personalidad, a pesar de que algo evolucionamos, evolucionamos y mejoramos al ser empujados desde atrás a través del sufrimiento y derramamiento de sangre. Esto es así porque no tenemos ningún artificio a través del cual obtener un espejo para mirar dentro del hombre, como lo tuvieron en las generaciones pasadas.
Esto es así aún más con respecto al interior de las almas y de los mundos, y cómo llegaron a la tan terrible ruina de hoy en día; la destrucción es tan grande que no tenemos ninguna seguridad en nuestras vidas. Seremos objeto de todo tipo de masacres y muerte en el futuro cercano, y todos admiten que no tienen ninguna recomendación para evitarlas.
Imaginen, por ejemplo, que hoy fuera encontrado un libro histórico que les reseñe las últimas generaciones, que estarán diez mil años a partir de ahora, que describa el comportamiento de los individuos y la sociedad. Nuestros líderes buscarían cualquier recomendación para organizar la vida aquí en consecuencia, y llegaríamos a "no hay privilegios ni lamentos en nuestras calles". Cesarían la corrupción y el sufrimiento terrible, y todo llegaría pacíficamente a su lugar.
Ahora, distinguidos lectores, este libro se encuentra ante ustedes en un armario. El mismo enuncia explícitamente toda la sabiduría del arte de gobernar y el comportamiento en la vida privada y pública que existirá en el final de los días. Este es el libro de la Cabalá, donde se establecen los mundos corregidos. Ellos surgen perfectos, como se menciona más arriba, la perfección surge primero del Creador, luego la corregimos y llegamos a la perfección completa y permanente en el Mundo Superior.
Esto se origina en el Creador como "el fin de una acción se encuentra en el inicio del pensamiento". Debido a que desde lo completo no se expande inmediatamente lo incompleto, sino de manera progresiva, y dado que no hay ausencia en lo espiritual, todo persiste y se describe en la sabiduría de la Cabalá en su forma e imagen perfecta, en particular y en general.
Abran estos libros y encontrarán todos los buenos comportamientos que aparecerán y el final de los días, y encontrarás dentro de ellos la buena lección a través de la cual ordenar los asuntos de este mundo también hoy. Nosotros podemos examinar la historia y a través de ello corregir el futuro.
Yo he visto todo eso, y ya no puedo restringirme. He resuelto revelar las conductas de la corrección de nuestro futuro concreto que he hallado a través de la observación y la lectura de estos libros. He decidido salir a la gente del mundo con este cuerno (shofar) y creo y estimo que esto bastará para reunir a todos los que sean dignos de comenzar a estudiar e investigar en estos libros. De este modo se someterán a ellos mismos y a todo el mundo a una escala de mérito.
2. La Necesidad Absoluta de Aceptar el Trabajo de Dios
Ya hemos expresado que la naturaleza necesita que la especie humana lleve una vida social. Esto es simple. Sin embargo, debemos examinar los preceptos que la naturaleza nos obliga a seguir como resultado de ese estado, es decir de llevar una vida social.
Hablando en general, hay sólo dos preceptos de los cuales debemos ocuparnos en la sociedad. Estos pueden ser definidos por los nombres "recepción y otorgamiento". Esto significa que cada miembro está obligado por la naturaleza a recibir sus necesidades de la sociedad, y también beneficiar a la sociedad por medio de su trabajo. Si uno quebranta cualquiera de estos dos preceptos, uno debe ser castigado sin compasión.
El precepto de recepción requiere sólo una pequeña consideración ya que el castigo para él se da instantáneamente. De este modo nunca lo desatenderemos. Sin embargo, el castigo para el segundo precepto, el de otorgamiento a la sociedad, no se recoge instantáneamente, sino que nos llega indirectamente.
En consecuencia, este precepto no se observa como debiera, y por ello, la humanidad se está friendo en una terrible sartén, y el hambre, la ruina y sus resultados no han terminado hasta ahora. Es asombroso que la naturaleza, como un juez competente, nos castigue al mismo tiempo que considera nuestro desarrollo. Después de todo, vemos cómo junto con la evolución de la humanidad, el dolor y el sufrimiento provistos para nuestro sustento y bienestar se incrementan.
De este modo tienen ante ustedes una base científica empírica que demuestra que estamos controlados por Su guía a observar el precepto de otorgamiento sobre nuestros semejantes con nuestro corazón y nuestra alma con absoluta precisión. Ni un solo miembro entre nosotros deberá trabajar en menor medida de la necesaria para el éxito de la sociedad y su felicidad.
Mientras seamos perezosos en observarlo en su totalidad, la naturaleza continuará castigándonos y desquitándose en contra nuestra. Además de la golpiza con la que estamos afectados en este tiempo, debemos también tomar en consideración la espada vívidamente desenvainada del futuro. Debemos elaborar la conclusión correcta, es decir que la naturaleza finalmente nos vencerá, y seremos obligados a observar Sus preceptos en la máxima medida requerida de nosotros.
Un adversario aún podría alegar que de este modo he demostrado únicamente que uno debe servir a su semejante, ¿pero dónde está la prueba práctica de que uno debe observar este precepto en beneficio del Creador? De hecho, la historia misma se ha preocupado en nuestro favor, y preparó para nosotros un hecho implacable, suficiente para una evaluación completa y conclusiones incuestionables.
Todos nosotros podemos ver cómo una sociedad tan grande como el Estado de Rusia, con sus cientos de millones y un territorio que supera el de toda Europa, con una posesión casi inigualable de materias primas, ha consentido conducir una vida comunal, y ha abolido efectivamente la propiedad privada. Cada uno de ellos no tiene otra inquietud más que el bienestar de la sociedad, y han adquirido en apariencia la virtud de otorgamiento hacia sus semejantes en todo sentido, tanto como la mente humana puede alcanzar.
Sin embargo, ve y observa en qué se han convertido: donde debieran haber progresado y superado a los países capitalistas, han descendido incluso más abajo. Por ahora, son incapaces de beneficiar la vida de los trabajadores incluso un poco más que en los países capitalistas. Además, no pueden ni siquiera asegurar el pan diario y cubrir sus cuerpos. De hecho, esta es una verdad desconcertante, a juzgar por la riqueza de este país y la multitud de habitantes, uno asume que no tendrían que haber llegado a eso.
Sin embargo, hay un pecado que esta nación ha cometido que el Creador no perdonará: todo este precioso y sublime trabajo de otorgamiento a nuestros semejantes que habían comenzado a perseguir debería haber sido en beneficio del Creador, no en beneficio de la humanidad. De este modo, debido a que no lo hicieron en Su nombre, les fue negado su derecho a existir por la naturaleza misma.
Imaginen si cada persona en esta sociedad estuviera tan ansiosa de observar el precepto del Creador en toda la extensión de las palabras, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu fuerza." Imaginen también hasta que extremo cada uno estaría atento y preparado para satisfacer las necesidades y deseos de sus amigos en la plena medida impresa en los humanos de satisfacer sus propios deseos, como dice, "Ama a tu prójimo como a ti mismo".
Si el Creador había tenido el propósito de que cada trabajador trabajara en su trabajo por el bien común, y si el trabajador contara con adherirse al Creador, al origen de toda la verdad, bondad, afabilidad y mansedumbre a través de este trabajo para la sociedad, no cabe ninguna duda que en pocos años habrían sobrepasado en riqueza a todas las naciones del mundo juntas. Hubieran sido capaces de utilizar las materias primas que se encuentran en su rico suelo y serían realmente un ejemplo para todas las naciones; serían considerados benditos por el Creador.
Sin embargo, cuando todo el trabajo de otorgamiento a nuestros semejantes está basado únicamente en el bienestar de la sociedad, es una base tambaleante, ¿para quién y qué haría que uno se esforzara por el colectivo? Es imposible esperar que cualquier fuerza inspiradora provenga alguna vez de un principio tan seco y carente de vida. Esto es verdad para los individuos evolucionados, y aún más para la gente no desarrollada.
De este modo no enfrentamos con la pregunta: ¿Dónde tomaría el granjero o el trabajador la fuerza inspiradora que lo impulse a trabajar, cuando la medida de nuestro pan diario no se incrementará o disminuirá al consumir nuestra energía, y ninguna recompensa y pago nos enfrenta? (Fuerza inspiradora: una fuerza, propósito. Es la fuerza que opera y pone cualquier cuerpo en movimiento y le proporciona su cuota de energía para el trabajo como el combustible hace en una máquina.)
Es sabido por los científicos naturalistas que uno no hará ni siquiera el más pequeño movimiento sin una fuerza motivadora, es decir sin beneficiarse en algo. Por ejemplo, cuando uno mueve su mano de la silla a la mesa, es sólo porque piensa que obtendrá mayor placer dejando su mano sobre la mesa. Si no hubiera pensado así, habría dejado su mano sobre la silla inmóvil por el resto de su vida; tanto más en lo que se refiere a mayores esfuerzos.
Si usted dice que este asunto puede resolverse colocando supervisores sobre los trabajadores, castigar al haragán quitándole su pan diario, entonces yo pregunto: "Dígame, ¿dónde encontrarían los supervisores mismos la fuerza motivadora para trabajar?" Estar parado inmóvil vigilando a la gente y motivándola para trabajar también es un gran esfuerzo, ¡quizá más que el trabajo mismo! De este modo, parece como si uno quisiera poner una máquina en funcionamiento sin combustible.
Por lo tanto, están condenados naturalmente al fracaso. Las leyes de la naturaleza los castigarán debido a que no se adaptan para observar sus mandamientos, es decir realizar estos actos de otorgamiento hacia su semejante para beneficio del Creador, observarlo y a través de eso alcanzar el propósito de la creación, es decir la adhesión con Él.
Se ha explicado que esta adhesión viene al trabajador como un placer cada vez más abundante, en la medida deseada para el ascenso en el reconocimiento de Su verdad. Esto se desarrolla hasta que uno adquiere la gran exquisitez implícita en las palabras, "ni ojo alguno ha visto un Dios además de Ti".
Imaginen que el trabajador y el granjero tuvieran este propósito ante sus ojos mientras trabajan para la felicidad de la sociedad. No necesitarían supervisores por encima de ellos en absoluto, dado que tendrían una fuerza inspiradora realmente suficiente para hacer grandes esfuerzos, suficientes para elevar a la sociedad a una exaltación sublime.
Al mismo tiempo es verdad que comprender la cuestión de manera tal requiere gran cuidado y un orden confiable, también es sencillo ver que no tienen ningún derecho de existir desde la perspectiva de la obstinada e inflexible naturaleza. Esto es lo que quise demostrar aquí.
De este modo, he mostrado que desde la perspectiva del intelecto empírico, y a través de la historia real que se revela ante nuestros ojos, no hay ningún remedio en absoluto para la humanidad excepto el tomar sobre sí el mandamiento de la providencia, es decir el otorgamiento a nuestro semejante para ofrecer satisfacción al Creador.
Lo anterior debe ser hecho en el espíritu de dos frases: "Ama a tu prójimo como a ti mismo", el atributo del trabajo mismo. Esto significa que el esfuerzo de otorgar a nuestro prójimo para el bien de la sociedad no debe ser menor que la cantidad marcada en uno para cuidar de sus propias necesidades. Es más, uno debe colocar las necesidades de los demás por encima de las propias.
La segunda frase es: "Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza." Este es el propósito que uno debe tener ante sus ojos mientras trabaja para su amigo. Esto significa que uno funciona y se esfuerza sólo para ser apreciado por el Creador, como dice, y harán Su voluntad.
"Si estáis dispuestos y sois obedientes, comeréis el bien de la tierra", ya que los pobres dejarán de serlo, y los torturados y explotados no estarán más sobre la tierra; la alegría de cada persona se elevará cada vez más en grado y medida.
Sin embargo, si aún rechazas y no deseas avenirte al pacto del trabajo del Creador en su máxima medida, como se ha explicado, entonces la naturaleza y sus leyes están preparadas para tomar venganza. No nos pasará por alto, como hemos puesto en evidencia, hasta que nos derrote y aceptemos su gobierno en lo que nos dice.
De esta manera, les he presentado una investigación práctica científica basada en la inteligencia crítica experimental, acerca de la necesidad de que toda la gente tome a su cargo el trabajo del Creador con todo su corazón y con toda su alma y fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario