La sabiduría de la Cabalá es el medio que nos permite elevarnos del nivel animado al humano. Si no usamos estos medios para transformar nuestra naturaleza egoísta, permanecemos como animales, como está dicho: “Todos somos como animales”. Aun cuando no nos podemos unir a unos con otros por nuestra cuenta, pero deseándolo, anhelando y esforzándote con todo tu poder, mediante nuestros esfuerzos atraemos la Luz desde el estado de unidad. Esta Luz no viene a nosotros y no se viste en nosotros porque no nos hemos unido aun. Pero brilla hacia nosotros desde lejos, según el grado de nuestra aspiración por ello, la Luz de otorgamiento y amor por el otro. ¿Pero realmente aspiro a esto?… Imagino que anhelo esta Luz, algo muy bueno para mi ego. Pero si lo interpreto correctamente, como la Luz de otorgamiento y amor, la cual disfruto al otorgar a otro ser humano, y actúo sólo por el bien del otorgamiento, entonces no lo quiero particularmente.
Así, primero que nada, para esforzarte por la Luz, por la corrección, para llegar a ser el dador y amar al otro, debo adquirir la importancia de esto. Puedo obtener la importancia de la corrección de las siguientes dos fuentes:
1.- Si sufro, si siento dolor, me esfuerzo por cambiar mi condición. Estoy incluso dispuesto a dar, sólo para no sentirme mal. Esto es llamado avance por el camino del sufrimiento.
2.- Puedo recibir la importancia del otorgamiento y del amor por otro ser humano del entorno que comenzará a “lavarme el cerebro” convenciéndome de cuán importante es otorgar, cuánto podemos ganar, cuán bueno es, cuánto placer trae el otorgamiento.
Uno parece contradecir a lo otro: “¡Otorga y recibirás placer!” “¡Otorga y sentirás el mundo superior!” Esto es llamado “Lo Lishmá” (para sí mismo), pero en cualquier caso, esta es una fase de avance intermedia. En ese caso, me esfuerzo por avanzar en el camino de “Lo Lishmá”, el camino de la Luz. Todos somos egoístas y tenemos que imaginar que hay una entendible ganancia propia esperándonos; de otra manera, no seremos capaces de hacer nada.
Por lo tanto, estoy en el grupo, junto con personas que también quieren alcanzar la espiritualidad. No es importante que todos imaginemos el mundo espiritual como un buen premio: queremos estar por encima de otros, ganar más, elevarnos encima de esta corta vida llena de sufrimientos, alcanzar algo que lo valga, algo grande.
Si promovemos la importancia incluso de esta meta unos a otros, entonces algo exaltado, grande, eterno, perfecto, de gran valor será revelado en la conexión entre nosotros, y tendremos fortaleza para avanzar hacia la conexión interna entre nosotros al menos ligeramente. Si en la conexión entre nosotros, descubrimos la fuerza interna común llamada la vasija espiritual, el deseo de otorgar, entonces en esta vasija, según el grado de este deseo de otorgar, revelaremos la Luz: la Luz del otorgamiento, la Luz superior, o el Creador.
Entonces, antes de comenzar a leer El Libro del Zóhar y así atraer la Luz, tenemos que imaginar que aspiramos a estar en la conexión interna entre nosotros, en la cual cada uno se anula a sí mismo y sólo siente a los otros: todos, juntos, todo el grupo interno, donde estamos conectados unos con otros en nuestras almas. Y en esta conexión entre nuestras almas, revelamos la Luz, la fuerza común de otorgamiento y amor, y el Creador dentro de ello. Si esta es nuestra línea de pensamiento al leer El Zóhar, este nos influye de la manera más efectiva.
No importa cuánto entendemos el texto y sabemos las palabras. Es importante pensar sólo en una cosa todo el tiempo: “Ahora, estoy tomando un medicamento. Quiero conectarme con otros, y entonces, en la unidad entre nosotros, obtendré todo: todo el mundo espiritual, superior ¡Es lo que espero!”
(46323 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 6/24/2011, El Zohar)
Esclareciendo el deseo femenino
Si todos los deseos van cambiando y adquiriendo diferentes matices, debo esperar algo específico, o necesito fortalecer el deseo en la forma más cercana a mí en este momento?
Respuesta: No, el deseo de las mujeres debe ser formado en un conjunto, acumulado, el deseo de las mujeres es integral y dirigido de manera precisa a la meta. Cada mujer debe analizar los deseos en su interior y apuntarlos al máximo hacia la meta, tanto como sea posible y en cualquier nivel, en cada estado dentro del que se encuentre.
Sin embargo, después que estos deseos están básicamente formados, deben ser sentidos por los hombres. Y los hombres, sin duda, lo sentirán ya que están construidos de esta manera, ellos poco a poco sienten el deseo de las mujeres. Es como en una familia donde la mujer puede no decir ni una palabra a su marido, pero él siente que ella está silenciosamente empujándolo, como si señalara, queriendo, esperando algo de él. Él siente esto, y no va a descansar hasta que se satisfaga el deseo de ella. De alguna manera él finalmente debe resolver esto.
De la misma forma, los hombres deberían sentir esto de las mujeres, y las mujeres deberían trabajar constantemente en cristalizar en sí mismas un deseo cada vez más definido.
(45532 – De la Lección 2, Convención en Moscú del 6/10/11)
¿Qué es “elevarse por encima” en lo espiritual?
Sin embargo, ¿qué sucede cuando el inferior se “eleva” hacia el superior y se vuelve igual? ¿Desaparece completamente y se convierte en el superior, o el inferior existe próximo al superior?
Cada uno se queda con sus deseos, aspiraciones, y cualidades naturales las cuales no cambian. La materia del deseo de recibir permanece igual. Está dicho: “De la manera en la que difieren sus rostros, también difieren sus almas”. Nada cambia en una persona aparte de la intención con la que él usa todos sus deseos y cualidades.
Si somos iguales en nuestras intenciones, en su nivel y fortaleza, entonces esto significa que estamos en el mismo nivel. Si uno es inferior y el otro es superior, significa que las intenciones de una persona son más débiles que las intenciones del otro.
El inferior está elevándose hacia el superior, “llegando a ser como Él,” pero no Él mismo. Por supuesto, la diferencia entre ellos permanece.
Cuando asciendo hacia el Creador por los 125 peldaños de la escalera de la equivalencia de forma, lo siento a Él en cada peldaño, incluso en el más pequeño, y me anexo a Él de alguna forma. Con cada paso siguiente, me conecto con Él y llego a conocerlo más y más. Sin embargo, el Creador y la criatura permanecen, así como la conexión entre ellos, Dvekut (adhesión), uno no desaparece dentro del otro.
Entonces, un “elevarse por encima” es la igualdad en términos de cualidades del inferior con el superior. Se igualan sólo en términos de su forma de otorgamiento, mientras que cada uno permanece con sus cualidades naturales.
(46139 – De la 3º parte de la lección diaria de Cabalá del 6/22/2011, Talmud Eser Sefirot)

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