LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

11.3.13

Dr. Michael LaitmanUna partícula de materia al lado de una chispa de Luz

Estamos en el mundo de Ein Sof (Infinito). Pero en el mundo de Ein Sof hay una Luz muy pequeña: Nefesh de Nefesh que creó al ser creado como “algo de la nada”, como un grano diminuto del deseo de recibir. Esta es la primera fase, la “fase raíz” del mundo de Ein Sof. ¿Por qué es llamado infinito?
Porque no hay nada además de la pequeña chispa de Luz y la pequeña partícula de materia. Todo lo demás viene por cuenta de la grandeza de la Luz en las sensaciones de la partícula del ser creado, por el gran respeto hacia la Luz que lo ha creado y que se encarga de él. A partir del reconocimiento de esta grandeza viene la sensación del mundo de Ein Sof.
Entonces esta partícula comienza a desarrollarse y a volverse cada vez más independiente, y todos los mundos nacen en sus sensaciones. Primero ocurre instintivamente, bajo la influencia de la Luz. Pero con el tiempo su desarrollo alcanza el punto en el que estamos ahora. Sien este momento, desde este estado, nos elevamos de vuelta mediante el uso de todas las preparaciones que fueron hechas para nosotros, alcanzaremos el verdadero reconocimiento de la Luz.
Pero podemos decir que esto es real sólo de manera condicional, puesto que es imposible alcanzar la verdadera esencia del Creador y la altura con respecto al ser creado. Pero cuando nos elevamos de nuevo, descubrimos la Luz de NRNHY, la medida en la que el Creador nos permite alcanzarlo a Él llamada “adhesión”. En esa medida, conforme a Su voluntad, nosotros tenemos que ser como Él.
Se nos dice: “El levanta del polvo al pobre ” (Salmo 113). Pero nosotros no demandamos que Él nos levante del polvo con el fin de ser rico, más bien queremos elevarnos sólo para poder respetar y alabar al Creador. Esta es la única razón por la que le pedimos que nos levante del polvo, con el fin de alcanzar Su grandeza y no con el fin de mejorar nuestra propia condición.
Este ascenso es con el fin de entender quién nos ha creó y quién cuidado de nosotros. La materia misma puede permanecer en la pobreza absoluta, puesto que lo importante para nosotros es unirnos a la Luz superior, al atributo de otorgamiento, no por nuestro propio bien, sino para darle contento al Creador. Esta es nuestra única esperanza. Así adaptémonos perfectamente nosotros mismos al cuadro, a la imagen, es decir al mundo de Ein Sof: una partícula de materia junto a la chispa de Luz, y todo lo demás es la grandeza infinita del Creador.
 
 
 
 

Un campo que brilla con la Luz

Dr. Michael LaitmanLo principal es corregir nuestra actitud hacia la realidad y entender que toda la realidad es la Shejiná, la revelación del Creador. Ahora, sin embargo, se me reveló como los niveles inanimado, vegetativo y animado de la naturaleza, como seres humanos, y como el mundo entero que me rodea, el cual me parece externo a mí. De hecho, todo esto es la revelación del Creador quien, mientras tanto, está oculto en forma opuesta a lo que deberíamos ver.
Todo este cuadro opuesto se explica sólo por medio de la oposición de nuestros atributos. Es posible corregirlo solo si tratamos arduamente de ver esta realidad a través del maestro, del grupo, de los libros y de la difusión, al intentar percibir la realidad como la realidad plena, si buscamos qué nos falta para alcanzar tal actitud y la reforzamos por medio del entorno. Entonces, gradualmente, por medio de los esfuerzos que hacemos, de la misma forma que “muchos centavos se suman a una gran cuenta”, comenzamos a sentir que sólo tenemos que corregirnos a nosotros mismos y que todo lo que es externo a nosotros es la Santa Shejiná o el alma.
En cada momento nosotros tenemos la oportunidad de trabajar en nuestros malos pensamientos y en nuestra crítica con respecto a la realidad, a la Providencia superior e incluso a mí mismo, a mis atributos, a lo incompleto interior o exteriormente que soy, con el fin de aclararla, de superar la crítica, y juzgar todo en la escala del mérito. Entonces se revelará la realidad plena y verdadera.
De esta manera veremos que todas las desviaciones con respecto a la plenitud, que todas las deficiencias que sentimos constantemente, que la corrupción propia y la corrupción del mundo exterior eran solo fuerzas que estaban destinadas a reforzar e incrementar la relación de la persona con el Creador. La realidad se nos revela ahora como un campo de Luz que brilla a la Luz de muchos rayos, de los diferentes discernimientos de la plenitud. Así, la persona encuentra la meta de la creación.
 
 
 
 

¿Qué me detiene?

Dr. Michael LaitmanBaal HaSulam “Introducción al Libro del Zóhar”, ítem 10: Es así debido a que Él no tiene interés en la recepción, sólo en el otorgamiento, mientras que las Klipot no quieren nada de otorgamiento, sino sólo recibir para sí mismas, para su propio deleite, y no hay oposición mayor que ésta.
Pregunta: ¿Qué es una Klipá?
Respuesta: La Klipá es algo que me impide acercarme más al Creador. La reconozco como la fuerza que pone obstáculos frente a mí.
En realidad, ¿qué puede impedirme?
Yo quiero disfrutar, y esto significa que todo tipo de placeres me lo impiden; ellos me distraen, me alejan de la similitud con el Creador, y me impiden avanzar hacia la unidad y el otorgamiento. Estos son los placeres que son llamados “inmundos”.
Así que, la Klipá es algo extremadamente placentero. Digamos, a mí me gusta relajarme en casa más que participar en la reunión de amigos. Es más placentero para mí no pensar en el mundo y en la corrección, sino en lo que me pasará personalmente. Me gusta más cuidar de mis hijos, que de los vecinos.
Pero la verdadera Klipá es cuando yo siento que avanzo hacia el Creador a lo largo de cierto camino y por lo tanto le doy placer a Él, pero de repente encuentro que es más placentero y cómodo desviarme hacia alguna parte, distraerme con algo. Esto es la Klipá: Parece aferrarse a mi ropa y tirarme hacia atrás.
Nosotros no podemos entender todo esto hasta que adquiramos la intención por encima del deseo, hasta que salgamos del deseo y comencemos a actuar sobre la base de la intención.
Actuar sobre la base de la intención significa aplicarle la restricción (Tzimtzum) al deseo de recibir. Yo debo ser independiente de él y estar completamente libre para elegir. En otras palabras, independientemente del deseo, yo puedo decidir por mí mismo que trabajaré con él a fin de recibir. Tengo la oportunidad de trabajar con el fin de otorgar, pero yo decido lo contrario. Esto es lo que significa inmundo. Por el contrario, si no tengo otra opción, no se me pide nada. Recibir con la intención egoísta es la Klipá que corre a través de todos nuestros ascensos hasta el final de la corrección. Y nosotros siempre estamos obligados a tomar una decisión difícil, cómo actuar, ¿con el fin de recibir o de otorgar?
Estamos hablando del trabajo con las Luces y las vasijas del deseo egoísta, no sólo sobre el rechazo de los “pequeños” placeres de este mundo. Yo estoy obligado a tomar una decisión de alto nivel cuando empiezo a sentir que hay un rey, egoísta por naturaleza. Esta es la cara inversa del Creador, y creo que éste rey domina el mundo. Así debe ser, y yo decido en estas condiciones.
Además, la decisión sólo es posible tomarla si me elevo por encima de la restricción, si soy independiente. Allí es cuando yo decido disfrutar en aras de la recepción, y esto se convierte en una Klipá.
En general, las fuerzas de inmundicia impulsan enérgicamente a la persona hacia la meta. La despiertan de tal manera que al igual que un alpinista, ella debe subir por encima de estas, vencerlas, y ascender hasta la cumbre al palacio del Rey. Y cada movimiento suyo es una elevación por encima de la inmundicia.
La Klipá es la esencia del material de la creación, el deseo de recibir que tomó su forma egoísta y aparece ante nosotros de esta manera. Por eso es imposible dar un paso adelante sin estar conectado con la Klipá.
Pero, por supuesto, nosotros mismos no nos conectamos con ella. Siempre debemos mantenernos en la línea derecha, y entonces las fuerzas de la inmundicia llegan en el momento oportuno y de la forma correcta.

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