Todas las cosas que me dirigen hacia la Meta, tales como el Rav, los libros y el grupo, son componentes de mi espiritualidad, y son esas cosas en las que yo empiezo a invertir. Cuanto debiera invertir en cada componente? Este es el asunto que yo debiera investigar. Nuestro problema es que hacemos todo habitualmente: me levanto, vengo, me voy, olvido todo, y eso es todo. Si un individuo pudiera exigir un “premio” por todo lo que hace, tal persona hubiera estado ya en camino a la eternidad. Yo me levanto y vengo a la lección. Donde esta mi premio por estas acciones? Yo realizo una pregunta durante la lección. Donde esta mi respuesta? Yo apelo al grupo, me he anulado ante él, y yo deseo sentir la importancia de la Meta con la ayuda del grupo. Donde está la importancia? Porqué el grupo no me la dió? Es muy importante que yo siempre esté en el proceso de este tipo de búsqueda. Cuanto exijo yo? Cuantas veces le pregunté a mi maestro? Hasta qué punto estaba despierto durante la lección y con qué pensamientos e intenciones acudí allí? Si yo hubiera estado realizando esto todo el tiempo, cada momento de mi vida hubiera sido reclamado por mi y hubiera sido de utilidad para mi. Entonces ni siquiera será importante si acaso estas impresiones son positivas o negativas. Es de vital importancia que algo esté hirviendo dentro de mi y entonces yo avanzaré. En otras palabras, uno debiera ser como un niño pequeño. Entonces, la pregunta más importante se convierte en: “qué hacer con los niños que crecen?”. Nada puede hacerse con ellos! Ellos son simplemente proteína en cuerpos moviéndose en este mundo. Qué hacer con los niños que ya han crecido? En realidad, aquellos ancianos no son niños para nada, y ellos son incapaces de aprender y ellos no pueden levantarse. Ellos no tienen espíritu, no hay nada “quemándose” en ellos, nada bueno y nada malo. Ellos son tan solo los ancianos y eso es todo. De hecho esto debiera ser justamente lo opuesto; un hombre anciano debiera ser como un niño!LEY DEL DESARROLLO GRADUAL
6.11.09
El Rav, los libros y el grupo, son componentes de mi espiritualidad,
Todas las cosas que me dirigen hacia la Meta, tales como el Rav, los libros y el grupo, son componentes de mi espiritualidad, y son esas cosas en las que yo empiezo a invertir. Cuanto debiera invertir en cada componente? Este es el asunto que yo debiera investigar. Nuestro problema es que hacemos todo habitualmente: me levanto, vengo, me voy, olvido todo, y eso es todo. Si un individuo pudiera exigir un “premio” por todo lo que hace, tal persona hubiera estado ya en camino a la eternidad. Yo me levanto y vengo a la lección. Donde esta mi premio por estas acciones? Yo realizo una pregunta durante la lección. Donde esta mi respuesta? Yo apelo al grupo, me he anulado ante él, y yo deseo sentir la importancia de la Meta con la ayuda del grupo. Donde está la importancia? Porqué el grupo no me la dió? Es muy importante que yo siempre esté en el proceso de este tipo de búsqueda. Cuanto exijo yo? Cuantas veces le pregunté a mi maestro? Hasta qué punto estaba despierto durante la lección y con qué pensamientos e intenciones acudí allí? Si yo hubiera estado realizando esto todo el tiempo, cada momento de mi vida hubiera sido reclamado por mi y hubiera sido de utilidad para mi. Entonces ni siquiera será importante si acaso estas impresiones son positivas o negativas. Es de vital importancia que algo esté hirviendo dentro de mi y entonces yo avanzaré. En otras palabras, uno debiera ser como un niño pequeño. Entonces, la pregunta más importante se convierte en: “qué hacer con los niños que crecen?”. Nada puede hacerse con ellos! Ellos son simplemente proteína en cuerpos moviéndose en este mundo. Qué hacer con los niños que ya han crecido? En realidad, aquellos ancianos no son niños para nada, y ellos son incapaces de aprender y ellos no pueden levantarse. Ellos no tienen espíritu, no hay nada “quemándose” en ellos, nada bueno y nada malo. Ellos son tan solo los ancianos y eso es todo. De hecho esto debiera ser justamente lo opuesto; un hombre anciano debiera ser como un niño!
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