Después de la destrucción del Segundo Templo (la destrucción de la propiedad del otorgamiento y el amor del nivel de Neshama), las personas han dejado de sentir lo espiritual (la propiedad del otorgamiento). En vez de realización de acciones de otorgamiento y el amor (preceptos), a las personas le quedaron sólo costumbres terrenales (copia de los preceptos) y continuaron observándolas.
Los cabalistas, como líderes de las generaciones, apoyaban la observancia de estas tradiciones y costumbres en el pueblo.
Poco a poco, con el crecimiento del egoísmo y la caída de las generaciones, las personas perdieron la comprensión de la conexión entre las costumbres y su deseable realización espiritual. Cumplían mecánicamente las acciones, considerando que esto es lo que exige de la persona el Creador. Por esto, les prometían la recompensa en este mundo y en el mundo después de la muerte.
Está escrito en el Talmud que si no hay relación entre la realización terrenal y espiritual, que las acciones terrenales son muertas y matan a la persona, es decir, lo alejan aún más de lo espiritual, del Creador, porque lo satisfacen.
También está escrito en el Talmud que “al Creador no le importa cómo matan al animal (se refiere a la matanza ritual), ya que “los preceptos son dados para corregir a la persona a través de ellos”.
Si la persona siente la conexión de sus acciones materiales con sus raíces espirituales, recuerda lo espiritual realizando estas acciones. En este caso vale la pena hacerlas.
Pero si esta conexión no existe, la realización mecánica de las acciones puede alejar al hombre del desarrollo espiritual, ya que él obtendrá satisfacción con las acciones terrenales (”preceptos”) y no sentirá déficit en ellas.
Entonces la Torá de la vida se convierte en un veneno mortal para el hombre. Él se sentirá perfecto, orgulloso respecto de los demás, considerando que todos le deben. En vez de amor al prójimo, el hombre obtiene un veneno de muerte espiritual.
En el libro Beit Shaar HaKavanot, El Ari nos explica los significados de todas las acciones espirituales de Pesaj y su reflejo en las costumbres materiales.
Los preceptos (Mitzvot) son las correcciones de los 613 deseos egoístas del alma de la persona, en deseos altruistas por medio de la Luz Superior (Torá). Sus copias terrenales se llaman costumbres o tradiciones (Minhagim).
Estamos dispuestos a cumplir las acciones terrenales (costumbres) sólo si nos ayudan a alcanzar el cumplimiento de las acciones espirituales (preceptos). Por esta razón seguimos las tradiciones, no por ningún otro motivo.
De esta forma, mientras más nos preguntamos sobre el objetivo y el sentido de cada acción material (costumbre), más nos comunicamos con las raíces espirituales. De este modo, desde el mundo inferior conocemos el Superior.
Es necesario explicar al pueblo de Israel y a todo el mundo que no hay ninguna santidad en ninguna costumbre, si ésta no tiene una raíz espiritual.
Y sólo la conexión con la raíz entrega el derecho de la existencia y la importancia de la costumbre.
(Extracto de la preparación para la lección sobre el libro del Shamati, correspondiente al 29 de marzo 2010).
No hay comentarios:
Publicar un comentario