La diseminación es lo principal.

Nosotros debemos diseminar lo más posible. Convencer al mayor número de personas. No parar ante nada. La diseminación es lo principal. Es decir que somos responsables de invertir el cien por ciento de nuestros esfuerzos, de todo corazón y alma en la diseminación. Debemos tener cuidado y temor de que nuestra diseminación avance mas rápido que la descomposición del mundo. Que podamos verdaderamente traer al mundo el método de corrección, que venga antes del golpe. No importa si son Árabes o Europeos, no importa nada. Son todos niños que no saben qué hacer. Nosotros debemos traerles el método. Y eso ha de funcionar en ellos. No piensen que los han de hacer retornar en Teshuvá; que de pronto han de dejar sus religiones. No! ; que de pronto han de abandonar sus costumbres – No! Eso no es necesario…o que de pronto han de cambiar y convertirse en algo distinto. ¡No!
El bien en ellos se sobrepondrá al mal. Eso es todo lo que ha de ocurrir. No ocurrirá nada más que eso. Cada uno permanecerá en sus costumbres, en su religión, en su lugar, y con todo. Solo que el bien estará por encima del mal, como está escrito, los justos del mundo estarán arriba, y los malvados, abajo, los que causan daño. Eso es todo. Así se ha de ordenar, en una linda pirámide, en todo el mundo. Uno no se dirige a nadie de forma directa, sino que uno actúa internamente con uno mismo, y así todo el mundo cambia. Aquí hay una llave. Él no exige de nosotros nada además de nuestro trabajo interno. Y Él nos pone en el centro; así que somos los culpables o los que alcanzan el mérito.