Mientras estamos en la única percepción de este mundo, no somos capaces de entender que es ficticio. Es que la materia es mi única realidad en estos momentos, y no puedo sentir más nada. Yo debo comenzar a sentir en forma sustancial el mundo en dos grados: material y espiritual; para que pueda entender que uno de ellos es ficticio. Esto no significa que no exista Ficticio, significa que es una copia de la forma real. Y la otra, la forma espiritual, es la real. En otras palabras, hay algo real y tiene su reflejo, como en un espejo. No se puede decir que este reflejo no exista. Justamente a través de este reflejo es que yo llego a la percepción de la forma espiritual.
Nunca percibo una forma espiritual en su esencia, desconectándome de ella. A lo largo del camino de la corrección, cuando la persona desarrolla dentro de ella más y más percepciones espirituales de formas del Creador, las descubre dentro de la forma imaginaria de este mundo. No puedo desconectarme de esta forma mientras estoy subiendo la escalera que está compuesta de 125 escalones.
A lo largo del camino, en todos los niveles de alcance, la percepción espiritual se fortalece más y más al basarse sobre estas dos formas: la ficticia y la real. La forma imaginaria sólo se denomina así. ¿Acaso nosotros nos imaginamos este mundo? ¡Si es que nosotros vivimos en él! ¡Es toda nuestra realidad actual! Pero cuando comenzamos a alcanzar la verdadera realidad, a comprender de donde provienen las Fuerzas, las decisiones, los hechos (en este mundo existen solamente su reflejo que nos ayuda a alcanzar la verdadera realidad), entonces denominamos este mundo como un mundo ficticio. Esta no es una fantasía que no existe. Es muy esencial, para ver y percibir la espiritualidad.
De la clase del libro del Zohar, 15.03.2010
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