El “día” no es cuando hay luz del sol, sino cuando al hombre se le revela la Luz espiritual. Esto puede suceder una vez durante varios meses, o una vez durante la vida, o cada segundo.
Y cada vez que el hombre llega a la revelación, ésta debe ser plena y absoluta. Por eso, el hombre debe decir: “¡Escucha, Israel: el Creador es nuestro Dios, el Creador es Uno!”
Esto significa que él logró “Uno”, es decir, la percepción de la Una Única Fuerza de la Naturaleza.
“Escucha” significa el peldaño de Bina (el oído, la oreja). “Isra-El” significa uno que aspira “directo al Creador”. Maljut, que asciende a ZA y junto con él asciende a Bina, es “el Creador es nuestro Dios, el Creador es Uno”, es decir, que todo se une en Bina en un todo único.
Las almas que se unieron en Maljut, se unen con ZA, después con Bina, y todos juntos se adhieren en la palabra “Uno”.
La palabra “Uno” resume todas las correcciones que hizo el hombre llegando a la conclusión “Él y su revelación es uno” (Hu ve shmo ejad). Por eso, el rezo “¡Escucha, Israel: el Creador es nuestro Dios, el Creador es Uno!” es una señal de la corrección del peldaño y del llenado.
De este modo, debemos revelar nuestro estado en cada peldaño, cada “día”. “Decir” significa no simplemente revelar, sino también poder expresar lo revelado.
A la madrugada, cuando empieza a amanecer (aparece la Luz), uno debe pronunciar rezo “Escucha, Israel”.
Es decir, el hombre permanecía en la noche, en la oscuridad, sin fuerzas, en el poder de su deseo egoísta, pero hizo una preparación correcta y evocó “al media noche” la Zivug Abba ve Ima, las cuales empezaron a corregir sus deseos.
De este modo, el hombre empieza a añadir las cualidades del otorgamiento, la Luz, dentro de esta oscuridad, dentro de su deseo de disfrutar: un deseo grande, brutal, egoísta, que se percibe como noche y oscuridad.
La Luz llega, pero el hombre no la percibe, porque toda esta Luz es Luz Circundante e ilumina por la noche, en la oscuridad, en el exilio de lo espiritual.
Sin embargo, ¡esta Luz hace una corrección al hombre y de repente él empieza a sentir que no todo es oscuridad! ¡La oscuridad procede sólo de mí mismo y realmente hay Luz!
Si el hombre de su parte añade la cualidad del otorgamiento, la Luz de Jassadim, entonces dentro de él se revela la Luz de Jojma y “la oscuridad de la noche empieza a irradiar como la Luz”. Esto significa que llega el “día”.
Es decir, el “día” no llega cuando desde arriba aparece una nueva Luz: arriba no cambia nada.
Pero el hombre con sus esfuerzos corrige sus deseos y empieza a revelar la Luz del día.
Y aquí él por primera vez debe pronunciar el rezo “Escucha, Israel”. De este modo, empieza un día en lo espiritual.
Después él pronuncia otros rezos, es decir, evoca unas acciones especiales, la conexión (Zivug) de la Luz con el deseo. Sobre esta base, los cabalistas escribieron el libro de oraciones.
De este libro, podemos entender que acciones deberemos hacer en lo espiritual, cuando lo logremos.
La revelación de la Luz en lo espiritual se denomina “día”. Por eso, después de la “mañana” hay “medio día” y el rezo diurno.
El deseo de recibir placer crece en el hombre y él siente cómo pasan diferentes estados: cambian “horas del día” hasta que este nuevo deseo egoísta aumenta tanto que la Luz empieza a reducirse y llega la puesta del sol.
En el hombre ya no hay suficiente Luz de Jassadim para retener la Luz de Jojma. Su deseo de disfrutar aumentó sin recibir las correcciones.
Al fin llega la noche, cuando él ya no puede distinguir dónde está el deseo de recibir y dónde está el deseo de otorgar, dónde está la Luz y dónde la oscuridad: todo se mezcla…
Entra en el estado “acostado”, cuando Rosh-Toj-Sof (la cabeza, el cuerpo y las extremidades de su alma) de su Partzuf espiritual están en el mismo nivel. Él no hace ningún cálculo: no tiene fuerzas para eso.
Lo único que puede hacer es protegerse en el nivel “inanimado” y por eso “va a dormir”: es un estado muy parecido a la muerte.
Y en este estado por la noche, otra vez logra “la unidad” (la conexión entre las almas y su unión con el Creador), para que la Luz Superior le mantenga aún durante la caída.
De todo esto debemos sacar conclusiones sobre cómo prepararnos en la oscuridad, durante esta etapa preparatoria, cuando aún no estamos en los peldaños espirituales. Para eso, se requiere conectarnos con el grupo, con los libros, con los estudios, crear al máximo las conexiones, “apoyos”. Cuando hagamos esta corrección, la noche terminará y otra vez llegará el “día”.
(Extracto de la preparación a la lección sobre el libro del Zóhar, correspondiente al 04 de abril 2010).
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