Ascendiendo de un escalón a otro, pasando por diferentes estados, el hombre no debe olvidar que sólo existe una fuerza. No es él ni tampoco su entorno, sino la Fuerza superior, la Naturaleza, el Creador quien cree todos los estos estados. El hombre está conectado sólo con Él.
Es cierto que debo auto anularme delante del entorno. Es cierto que debo aprender de los libros escritos por personas sabias, los cabalistas, para construirme de nuevo cada vez.
Pero a través de todos estos medios de este envoltorio y teatro estoy conectado con el único Director de escena que todo lo hace para mí según la regla “Me has presionado por detrás y por delante”.
Entonces, no simplemente dejo de pasar por los escalones y estados y organizo mis relaciones con el grupo, sino que todo el tiempo estoy en conexión con Él, a través de todos estos medios los cuales Él ha puesto entre nosotros como unos adaptadores.
Estudiándolos gradualmente, veo que todos estos obstáculos y envolturas entre yo y Él están reservadas para ayudarme a cambiarme a mí mismo y asemejarme a Él, al Director de escena, quien lo organiza todo.
Entonces, empiezo a percibir el entorno, la atmósfera, los amigos, los estudios y al maestro como a sus representantes.
Dejo de atribuirles a ellos importancia y existencia, y poco a poco ellos desaparecen de mi vista como poseedores de sus propias fuerzas, poder e influencia.
Los relaciono cada vez más con el Creador y en esta medida los justifico a ellos y al Creador por tratarme de esta manera y así obtengo la conexión con Él.
Entonces les amo a todos, porque ellos me ayudaron a lograr una unión con el Creador. Todo el mundo se denomina “la Santa Shejina”, es decir, un deseo en el cual la Luz lo llena todo. Y este deseo es mío.
(Extracto de la lección 8 del congreso Zóhar 2010 en Nueva York, correspondiente al 9 de mayo 2010).
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