¿Será posible que toda nuestra experiencia sobre la tierra fuera sólo un sueño extendido? ¿Que aunque parezca imposible, pertenecemos, de hecho, a otro estado de existencia, lleno de alegría, abundancia y amor; un estado en el que sólo nos falta despertar?
La trama
Un hombre cometió un terrible crimen contra la monarquía y fue condenado a veinte años de cárcel con trabajos forzados. La cárcel estaba fuera del país en un lugar desolado, lejos de toda población. La sentencia fue ejecutada de inmediato y el hombre fue enviado al lugar determinado en el veredicto.
Una vez allí, el hombre encuentra otras personas como él que fueron condenadas por el reino al mismo lugar, y así sucede que él se enferma de amnesia y se olvida enteramente de que había tenido una vida plena, esposa e hijos, amigos y conocidos. Piensa que todo el mundo no es más que lo que él ve en ese lugar desolado con todas las personas que se encuentran ahí con él. Se siente como si ese fuera el lugar donde nació, y no sabe ni conoce nada más que ese lugar.
Resulta que toda su vida anterior se le había borrado de la memoria por la amnesia. Para este hombre, el único mundo, la única verdad que él conoce, es lo que siente y percibe ahora, en su estado actual de amnesia, totalmente desprendido de la verdadera realidad. Para él, es como si el mundo verdadero no existiera; él ve y experimenta sólo el presente.
En ese lugar, les enseñan a todos los convictos las leyes y los reglamentos de la monarquía para que sepan cómo cuidarse en el futuro y para que no vuelvan a cometer más transgresiones en contra del reino, evitando todos los delitos graves mencionados en los libros. También les enseñan lo que tienen que hacer para corregir sus actos y ser finalmente liberados del exilio.
En una de esas lecturas en los libros del rey, el hombre se entera de que cuando se comete cierto delito, el delincuente es enviado a una tierra desolada, lejos de toda población. El hombre se queda pasmado por las duras sanciones y no entiende por qué se dan tales castigos severos.
Pero en ningún momento se le ocurre que él mismo es uno de aquellos que habían quebrantado las leyes del Estado, que él ya ha sido condenado con dureza y que el veredicto ya ha sido ejecutado; que es sólo porque sufre de amnesia, que no puede sentir su estado verdadero.
Nuestra historia
Con esta emotiva parábola, le expone Baal HaSulam a su hijo mayor y sucesor, Rabí Baruj Ashlag, mi finado maestro, la condición humana y sus antecedentes o, en otras palabras, la historia de cada uno de nosotros. Fuimos creados en un estado de abundancia y plenitud inconcebiblemente sublimes. Pero en ese estado, no pudimos sentir la abundancia, al igual que un embrión en el vientre de su madre, que aunque tenga todas sus necesidades satisfechas -alimento, calor y protección-, no puede realmente disfrutarlas ya que no tiene consciencia de ellas.
Por lo tanto, hubo necesidad de “rompernos” -romper la unidad que hubo entre todas las almas en ese estado de plenitud-, y “trasladarnos”, en un estado de amnesia espiritual, a este lugar desolado con “trabajos forzados”, llamado “nuestro mundo”, donde pudiéramos empezar a aprender y a sentir lo que nos falta, comenzando por el otro extremo de la escala para que, eventualmente, demandemos regresar a nuestro estado de plenitud y lo podamos disfrutar cuando lo alcancemos.
Epílogo
Y ahora es cuando el hombre debe empezar a reflexionar sobre su estado en este mundo, en cada instante de su vida, hasta que se dé cuenta de que él mismo había quebrantado esa orden del rey, y que ya ha sido desterrado de la población (espiritual).
No obstante, si se empeña en el esfuerzo de buscar la verdad, su memoria empieza a trabajar y él empieza a sentir lo mucho que se había distanciado de su origen y de su raíz. Entonces, comienza a dedicarse a la restauración de la conexión con su mundo verdadero, hasta que lo liberan del exilio y le permiten reunirse con todas las almas quebradas para regresar juntas y unidas a su estado verdadero de plena armonía y amor, donde el rey ya las espera.
El rabino Dr. Michael Laitman es máster en cibern„ética, doctor en filosofía y Cábala, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es también fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel.
Más inf. en: www.laitman.es; www.kabbalah.info/es y www.kab.tv/spa
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