LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

LEY DEL DESARROLLO GRADUAL

8.3.11

El deseo femenino y la intención masculina


Prácticamente todos los materiales en la ciencia de la Cabalá están dedicados a las mujeres. Esto se debe a que aprendemos a corregir nuestro deseo de recibir, llamado “mujer”, con la ayuda del Creador, la fuerza “masculina”.
Hay dos fuerzas en la realidad: el Creador y la creación, la fuerza masculina que otorga y la fuerza femenina que recibe. Dicho de otra manera, estos dos deseos, el de otorgar y el de recibir, se unen en nosotros, formando dos mitades: masculina y femenina.
Un hombre (Guéver – גבר), significa la capacidad de superar (Hitgabrút - התגברות), una pantalla. Dividimos el Kli en masculino, el lado dado (la superación, pantallas, intenciones) y la recepción, la parte débil que es incapaz de otorgar, la cual es descrita en el verso, “su fuerza fue disminuida en la cualidad femenina”.
En nuestras vidas la proyección de la espiritualidad también crea una división en las partes masculina y femenina. En la espiritualidad estas dos partes delas vasijas se unen entre sí y dentro de su unidad, el deseo (Aviút) es la parte femenina, mientras que la pantalla y la Luz Reflejada son la parte masculina. Su unidad da nacimiento al Kli, y como resultado nace un nuevo Partzúf, la recepción de la Luz por el bien del otorgamiento, o en otras palabras, el nacimiento de los hijos y la comprensión (Avanót – הבנות). Eso es porque a continuación de los hijos siempre hay hijas (Banót - בנות).
Por la división de roles en el mundo vemos claramente para qué está destinado el hombre y para qué está destinada la mujer. La mujer es la “casa”. Su propósito es mantenerla, para dar nacimiento a los niños, y cuidar de la casa de la familia. El propósito del hombre, en cambio, es salir de la casa con el fin de traer los ingresos. Esta es una copia exacta de la espiritualidad, donde el deseo de recibir es una cualidad femenina, mientras que la pantalla sobre ella es la cualidad masculina. Cuando ellos actúan de común acuerdo, alcanzan la unidad con la Luz Superior, con el Creador, y como resultado emergen nuevos Partzufím que reciben por el bien de otorgar, los “hijos”.
Está escrito: “Esposo y esposa, y la Shejiná está entre ellos”. Esto habla sobre el mundo espiritual donde la Shejiná, es decir, la Luz Superior se establece precisamente entre el deseo de recibir y la fuerza de la pantalla.

¿Hay amor en este mundo?

)¿Qué es el amor en nuestro mundo corporal? Es un amor “animal”, material, egoísta que nos permite disfrutar unos de los otros. Los padres aman instintivamente a sus hijos y los niños aman instintivamente a sus padres, en la medida en que ambos reciben lo que desean unos de los otros.
Y todo esto es llenado con una intención egoísta.
Aminora el instinto de una madre hacia su propio hijo y ella lo tratará igual que otros niños. Él puede también morir de hambre, a ella no le importará. Esto significa que los sentimientos de los padres son un instinto y no amor.
El amor entre los sexos es causado por las hormonas. Inyecta una persona con un determinado compuesto, y su amor desaparecerá pronto, o por el contrario, se despertará de la nada. Esto está relacionado con una atracción hormonal.
Todo esto pertenece al nivel animado, y no más que eso. Los genetistas y biólogos pueden explicar las razones de esto en detalle. Pero, naturalmente, elogiamos este sentimiento y lo atribuimos a una esencia espiritual sólo porque recibimos el mayor placer de él, y, en consecuencia, queremos elevarlo ante nuestros ojos.
Por otra parte, puede haber amor extremo que cause mucho daño. Es así porque cuando no hay límites para el amor, cuando se carece de temblor, conduce al odio. Cuando alguien me ama, necesito asegurarme de que no le permito que me ame demasiado, y debo garantizarle lo mismo. Es necesario que todo tenga una medida real y el peso adecuado. Cuando el amor “desborda los límites”, me anula, y entonces empiezo a odiar a la persona que me ama, yo lo rechazo a él o ella.
Esto lo vemos en el ejemplo de los padres y los niños: El amor extremo a un niño causa desprecio y el odio en su interior. Y el niño no tiene la culpa, la culpa es del adulto puesto que no limita su amor, lo cual significa que no tiene pantalla con la cual trabajar. Siempre hay que controlar el grado de nuestra interacción. Sólo podremos adquirir pantallas “ilimitadas” en el mundo del Infinito, en la corrección final.
Por lo tanto, no tiene sentido hablar sobre el amor en nuestro mundo porque sólo nos utilizamos unos a otros como de costumbre. No hay necesidad de rechazar o despreciar, esto es nuestra vida. Por ejemplo, que las parejas vivan juntas y cuiden el uno del otro durante muchos años. Sin embargo, es necesario establecer una distinción: En última instancia, lo hago como un hábito que se convierte en mi segunda naturaleza, por fuera del deseo y de los impulsos egoístas que se despiertan en mí y me llenan con ello.

Pero el amor en el mundo espiritual es el otorgamiento absoluto.





(37082 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 3/4/2011, sobre el amor)

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