La ciencia de la Cabalá habla de que no existe la realidad por sí misma, fuera de nosotros. Toda la realidad se encuentra dentro del hombre que la observa y percibe. Fuera del hombre no hay nada. El problema es que no estamos acostumbrados a esa percepción de la realidad.
Nacimos en este mundo, o sea dentro de esta percepción, y percibimos la realidad con nuestros cinco órganos de la percepción, los órganos de nuestro cuerpo. Esto nos limita mucho y es muy difícil tener otra actitud hacia nuestras sensaciones.
¿Por qué necesitamos una manera diferente de percibir la realidad? Cuando me pongo a pensar en que la realidad depende solamente de mis cualidades, esto me obliga a reflexionar en mis cualidades, cómo deberían ser, qué debo corregir. ¿Por qué es necesario corregirlas? Para crear dentro de mí una realidad verdadera, eterna inmutable, dentro de la que exista sin ningún cambio.
Esta realidad se llama la verdad. Hasta entonces vives en los distintos niveles de esta falsa realidad y no en un estado verdadero, un estado perfecto. Los cabalistas nos explican cómo alcanzar esta verdadera realidad. ¿Por qué es necesaria? Ellos dicen, que tú mismo determinas tu vida.
Si empiezas a percibir tu vida de acuerdo a esta nueva realidad, “todo se encuentra dentro de mí”. Entonces todo el mundo que ves fuera, lo ubicarás dentro de ti. Entonces no morirás, porque el mundo se queda dentro de ti, tú lo incluyes en ti y sigues adelante con él. Esta percepción de la realidad, que en un principio nos parece una filosofía abstracta, algo virtual e irreal, se convierte en una cuestión de “vida o muerte”.
Si alcanzo este cambio de mis cualidades, mi percepción, y todo lo que veo ahora fuera de mí lo empiezo a percibir y sentir dentro, sentir todo el mundo como unos fenómenos internos, esto será mi inmutable, eterno y perfecto estado. Y no hay nada que cambie, desaparece o muere.
Al cambiar mi percepción de la realidad de externa a interna, acercando a mí esta realidad e incorporándola adentro de mí, estoy subiendo por los 125 grados de la percepción de la realidad y alcanzo tal estado, al completamente integrarme al Infinito, solamente gracias a que percibo todo dentro de mí.
(Extracto de la séptima lección durante la Convención del Zóhar 2010).
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