La fuerza que cambia al humano
Publicado en abril 10, 2012 a las 11:45 pm
Pregunta: La historia demuestra que el desarrollo de la humanidad a lo largo de diez mil años no pudo cambiar la naturaleza humana. ¿Qué fuerza puede ayudar a hacer esto?
Respuesta: Hay una fuerza así en la naturaleza. Cuando tú estás tratando de convertirte en una parte integral de la naturaleza, de repente empiezas a recibir algún tipo de fuerza, de apoyo. Esta es una ley de la naturaleza. Es como si la naturaleza se moviera hacia ti.
Esto no es misticismo. En mis actividades, estoy muy distante de varias explicaciones místicas. Simplemente vemos esto. Tenemos que tratar de ser integrales de la misma manera en la que lo hace un niño, que quiere convertirse en un adulto, él simplemente juega a que es adulto.
¿En qué consiste la metodología integral? Las personas se reúnen, primero escuchan un curso de educación integral, y luego entran en el círculo del desarrollo integral. En el proceso de desarrollo, comenzamos a crearles una estructura común de manera práctica.
Cuando las personas se reúnen, aclaran los problemas psicológicos internos de unidad entre ellos, y crean un deseo y pensamientos comunes, de repente empiezan a sentir una fuerza, un apoyo. Esta fuerza, el apoyo, se forma en un grupo, en el colectivo que practica la metodología de conexión integral. Con esto, estamos estimulando una fuerza oculta que existe en la naturaleza, que nosotros, como egoístas, individualistas, no la notamos, la ignoramos. Sin embargo, cuando nos reunimos, ésta comienza a manifestarse. Esta es la fuerza que tiene la capacidad de cambiarnos.
(74594 – De una conferencia en la Universidad de Šiauliai, Lituania del 22 de marzo del 2012)
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Una buena paga por el trabajo en Egipto
Publicado en abril 10, 2012 a las 11:00 pm
En Egipto nosotros hemos tenido una abundante cantidad de beneficios materiales, todas las cosas excepto una: el otorgamiento sin ningún cálculo para uno mismo, el cual es llamado trabajo espiritual en el desierto. El hombre no se esfuerza por esto, y es imposible esforzarse por esto por encima del creciente ego. Uno tiene que pelearse constantemente con el ego mientras se conecta cada vez más con los demás, hasta que todos ellos comiencen a ser un todo único.
“La cosa es que, de hecho ellos le tenían mucho cariño al trabajo en Egipto”. Esta era una maravillosa sociedad de consumo. Tú trabajabas, ganabas y eras exitoso. Todo era para ti, todo era claro, de acuerdo al orden, a las leyes de la democracia.
Como se nos dice: “… Pero ellos se mezclaron con las naciones, y aprendieron sus obras”. Es decir, todo fue organizado solamente por medio del deseo de recibir en cada nivel, en cada súplica “Esto significa que si Israel está bajo el dominio de una determinada nación…” es decir, si el punto en el corazón, la dirección hacia el otorgamiento, la chispa espiritual, está bajo el dominio del ego de la persona, entonces el deseo por la espiritualidad sólo ayuda al ego a desarrollarse en diferentes direcciones. Y no hay manera de liberarse de esta esclavitud porque la persona ve que puede incluso beneficiarse de su aspiración por la espiritualidad.
Por lo tanto las diferentes organizaciones altruistas y prácticas místicas, todo lo que esté un poco por encima del simple ego y pueda llenar a la persona, llegar a existir. Tales personas sienten que ellas están llenas, son perfectas y elevadas y les parece a ellas que no les falta nada. Esto es una señal de que el punto en el corazón está bajo el mando del Faraón y esto se debe a qué todo parece muy bueno: altruismo, misticismo, o Nueva Era. Estas personas no sufren y solamente quieren hacer que los demás sean semejantes a ellos.
Mientras que Israel (aquellos que anhelan por el Creador), sufre, trabaja duro y lucha con los problemas. Después de todo, la persona trabaja contra el “ego” que se fortalece todo el tiempo. Entonces por un lado, ella tiene todos los beneficios materiales, “una olla llena de carne” como era en Egipto y en la espiritualidad no hay nada: un desierto, la tierra seca, sólo la fe. Y entonces la persona está constantemente dividiéndose entre dos puntos, tratando de decidir qué debería hacer.
Pareciera que al dejar Egipto nosotros estamos totalmente separándonos de éste. Pero en la espiritualidad esto no es así porque cuando tú caes, es como si retrocedieras. Por supuesto, este no es el mismo estado porque es un nuevo grado, y entonces los problemas ya comienzan en el desierto; víboras, escorpiones, peleas, toda clase de problemas y enfermedades. Los ascensos y descenso vienen uno después de otro y se combinan en la persona.
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Hacia Egipto como un grupo, desde Egipto como una nación
Publicado en abril 10, 2012 a las 10:00 pm
Durante la preparación para la corrección el orden del trabajo interno es de la siguiente forma: Al querer conectarme con los amigos, me presiono a mí mismo y hago grandes esfuerzos. En respuesta, la Luz, la fuerza que me ayuda a conectarme brilla en mí. Finalmente, yo completo la conexión e inmediatamente el AHP del grado más alto, cuyo deseo de recibir es aun más bajo y delgado que el mío, se revela. Como resultado, siento que estoy en un exilio mayor.
Entonces resulta que entre más trato de alcanzar la bondad, el otorgamiento, más me hundo en el mal. Sin embargo, esta inmersión dentro del mal está compuesta de dos partes: Por una parte, yo aun recuerdo la conexión que fue alcanzada, la cercanía con los amigos, y por la otra, ahora se revela en mí un deseo nuevo, corrupto, incluso peor que antes.
Así, durante el periodo del exilio, yo crezco no de forma lineal, sino paso a paso. Al alcanzar la conexión me caigo y no un grado, sino dos. Es así porque en un principio me elevé a la unificación (+), después caí al desapego (-), y entonces ahora siento un doble descenso (x2). Entonces todo se repite una y otra vez: me elevo y caigo aun más bajo.
Siempre caigo no al nivel anterior del ego, sino del nivel al que me elevé. Por lo tanto, debido a cada ascenso, la siguiente caída es dos veces peor. Cuando me elevo, asciendo en otorgamiento, y cuando me caigo, desciendo dentro de la recepción y la mugre.
Así la persona expande sus vasijas aumentando el bien de acuerdo al mal, y gracias a esto ella avanza durante los 400 años de exilio.
Durante este proceso nos unimos y nos volvemos el pueblo de Israel. Este no es el mismo grupo pequeño que una vez descendió a Egipto debido a conflictos internos, como el conflicto de José y sus hermanos, por ejemplo. De Egipto sale una nación unida, aunque aun es imposible alcanzar la Santidad por medio de esta unión. En el estado presente la forma de unidad se revela como el control del deseo de recibir. Solo por medio de nuestro último esfuerzo ocurre la huida, la salida de nuestro ego.
En la espiritualidad también caminamos en “dos piernas”: de la unidad a la separación y entonces a la unidad otra vez. El Faraón crece, igual que lo hace Moisés opuesto a él, y el Creador es revelado… Todos estos discernimientos se vuelven más y más grandes, y no podemos escapar de ellos, pero nosotros seguimos con nuestro trabajo.
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