Dos etapas en el trabajo
Publicado en julio 22, 2012 a las 4:30 pm
Pregunta: ¿Por qué se dice que yo hago todas las correcciones dentro de mí?
Respuesta: Yo mismo no me corrijo, sino que corrijo sólo mi actitud y conexión. La inclinación al mal no está dentro de mí, sino entre los demás y yo, dentro de mi actitud hacia ellos.
Yo debo estar en conexión con alguien para averiguar si esta conexión es buena o mala y si requiere un cambio. La primera etapa es revelar que esta red existe. De ese momento en adelante, yo comienzo a avanzar cada vez más, revelando de manera consciente qué debe ser corregido: cuales relaciones y cualidades se requieren ahora y cuales cualidades se requieren más tarde.
Así, yo revelo gradualmente todo el sistema de las relaciones entre los demás y yo. Pero luego me doy cuenta que en realidad ésta era una conexión con el Creador. Existen dos etapas en el trabajo.
Si yo puedo trabajar confidencialmente, sin ninguna referencia a mí mismo, revelo que el Creador se oculta detrás del prójimo. Hasta ese momento esto no es claro, yo puedo robar un poco de aquí y allá, y hacer algunos cálculos egoístas. El Creador me ayuda a entender que los cálculos son correctos, y por lo tanto, aparece ante mí en forma de amigos y de algunas otras más imágenes tangibles con las cuales puedo trabajar mutuamente.
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2009 depende de nosotros
No hay lugar para errores
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Cada uno tiene su propia predisposición
Publicado en julio 22, 2012 a las 2:30 pm
El método integral proviene de la Cabalá, lo cual lo explica todo basándose en el sistema superior de control de la humanidad. Todo lo que sucede se explica por medio de una terminología cabalísticapura, científica, rígida, y clara, con fórmulas, gráficos, etc. En otras palabras, el egoísmo de la persona y toda la naturaleza, la naturaleza inanimada, vegetativa y animada, así como la sociedad humana, se desarrollan bajo la influencia de una fuerza particular.
Esta fuerza del desarrollo es la fuerza que activa la naturaleza, que puede ser llamada el Creador, porque crea y da a luz continuamente a nuestros nuevos estados y trabaja dentro de nosotros. Es nuestra energía interior la se mueve nuestro egoísmo.
En Cabalá, todas estas acciones, reglas y leyes, las correlaciones entre el egoísmo y la fuerza que las influye, se examinan de una manera muy clara y científica. Las diversas interconexiones se han deducido y descrito desde los primeros tiempos, y durante el transcurso de milenios, podemos ver la forma en que realmente funcionan.
Cada persona involucrada en la Cabalá comienza a sentir este sistema, a verlo de una manera puramente cerebral: todos nuestros “engranajes” entrelazados, cómo giran todos, y cómo tenemos que cambiar.
Sin embargo, nosotros no podemos ofrecerle a la gente este sistema, ya que no todos pueden ser físicos, químicos y biólogos, cada uno tiene su propio nicho, su propia predisposición hacia algo. Por lo tanto, no podemos enseñarles a las personas la Cabalá, ya que, en primer lugar, ellas no tienen ningún interés en ésta, y en segundo lugar, no basta sólo con enseñárselas porque la persona tiene que tener cierta predisposición interna hacia ella.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si un físico que no tiene ningún deseo o impulso interno por bailar, de repente comienza a tomar clases de baile? ¿Qué saldrá de todo esto? Tal vez sea capaz de realizar un baile en alguna parte, pero definitivamente no se convertirá en una bailarina de ballet. Es lo mismo aquí. No tiene sentido que enseñemos la Cabalá a una persona si ella no tiene deseos de aprender sobre el sistema que gobierna el mundo, la humanidad y toda la naturaleza.
Este es un sistema, una fuerza oculta de la naturaleza. Está oculto de nosotros sólo porque no estamos en su nivel. Su nivel es el nivel de interconexión integral común donde todo lo individual se desvanece y se vuelve común e integral.
Si preparamos a las personas, ellas empezarán a sentir esto. Sin embargo, si no tienen la predisposición desde el principio, nosotros podemos prepararlas con cursos integrales comunes. Por supuesto que no les hablamos acerca de este sistema interno, de lo contrario podrían pensar que somos místicos o parte del movimiento de la Nueva Era. Al unirlas y atravesar con ellas los talleres de unidad, nosotros las preparamos para sentir lo que sucede como resultado de la unificación, las llevamos a sentir lo que sucede cuando la gente se une. Les decimos: “Sólo sientan las nuevas sensaciones y estados que experimentan entre sí. Aquí se desarrolla una especie de comunalidad, nuevos pensamientos y deseos que no sonde alguien en particular, sino que surgen como consecuencia de la comunicación de ellas, como recompensa y resultado de la unificación. Esta fuerza común, éste pensamiento común de cada uno se une con todas las aspiraciones individuales por conectarsede los demás, la cual es la siguiente etapa integral”.
Y ahora en la etapa integral (a la que nos acercamos gradualmente, por supuesto, según la medida en la que se desarrolle la persona en el proceso de los talleres), “Trataremos de sentir qué es esta comunalidad, esta fuerza. ¿Qué pasa si tratamos de ver el mundo entero a través de ella, y vemos que el mundo es integral? Si soy integrante ahora, ¿cómo aparecerá el mundo ante mí?”
Y entonces, cuando yo veo el mundo a través de los lentes colectivos integrales, en vez de hacerlo a través de mis gafas egoístas, realmente empiezo a ver que el mundo es realmente una máquina integral, un sistema analógico, y que todo está interconectado. Mientras tanto, sólo veía todo de manera diferente y por eso sigo tratando de “tirar de la manta hacia mí mismo”, y al jalar demasiado, creé tal presión que tuve que aferrarme a ella con todas mis fuerzas para no perderla. Por lo tanto, toda mi vida transcurrió en presión total para no perder esta “manta”.
Pero si yo hubiera visto el mundo de manera diferente, habría notado cuán fácil es soltar mi borde de la “manta” si me relaciono con los demás. Y nadie intenta robármela, puesto que cada uno está cubierto con la misma “manta”, y a nadie le falta nada. Sin embargo, cuando vemos este sistema, todos estamos de acuerdo en que estamos dispuestos a aceptarlo. Éste nos obligará a alcanzar integralidad, independencia, sólo por la fuerza, a través del dolor y del sufrimiento, en vez de hacerlo a través de la realización consciente.
Así es como avanzamos con nuestra estimada audiencia, cambiándolos de forma gradual.
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